![]() |
Imagen tomada de elDiario.es |
Me
envía el amigo Cive un artículo de Elia Barceló aparecido en elDiario.es, que
lleva el título de Tontos por comodidad, en el que alerta sobre esa
distopía que se cierne sobre nosotros a raíz de las nuevas tecnologías. Los
órganos que no se usan, con el tiempo pierden su función, quien no práctica
idiomas que sabe, termina encontrando dificultades para expresarse; quien está
semanas con el brazo escayolado, necesitará un tiempo de rehabilitación para
recuperar la movilidad; olvidamos escribir a mano; con el uso del gps vamos
poco a poco perdiendo nuestra capacidad de orientarnos; con las facilidades que
da
Tonto
sería argumentar lo contrario, pero… referido a una mayoría. Exclusivamente,
diría, referido a la mayoría, lo cual nos llevaría a definir, a ver quienes son
esa mayoría. Hace unos días vimos en casa Quo Vadis?, al margen de la
implicación del título, ¿a dónde vas, a dónde vamos?, que algo tendría relación
con el artículo, lo que más llamaba la atención era la capacidad que tenían
Nerón y sus administradores para atribuir a los cristianos el incendio de Roma.
La chusma era entonces tan manejable como lo es hoy, plebe, turba, populacho,
masa, multitud, caterva (ya no es necesario levantarte para alcanzar de la
estantería el diccionario de sinónimos y buscar aquellos que correspondan a
chusma, ChatGTP lo hace por ti). Da un poco cosa usar estos términos, pero que
son perfectamente aplicables tanto a los ciudadanos romanos que se desgañitaban
pidiendo que salieran los leones para devorar a los cristianos en la arena del
coliseo, como aquellos a los que jaleaba la extrema derecha para que salieran a
los balcones durante la pandemia pidiendo libertad, o como todo ese ejército de
enfermos mentales que usan las redes para extender el odio y la mentira por
todo el orbe. Como, por supuesto, todos esos votantes que idiotas de remate
votan contra sus intereses instigados por un puñado de sinvergüenzas. O cómo
tantos, tantos usan las nuevas tecnologías para triturar sus capacidades en pro
de la comodidad.
Creo no
exagerar diciendo que la estupidez humana siempre se ha nutrido de la
incapacidad de enfrentarse a un clima de comodidad que nos ronda a todos más tarde o más temprano.
La inmensa tentación de no pensar, de que las cosas nos vengan dadas sin
esfuerzo, de que una máquina pueda hacer las cosas por nosotros, es obvio que
tarde o temprano terminará disminuyendo nuestras capacidades mentales o
físicas. Sin embargo, estando de acuerdo con la autora en prácticamente todo lo
que apunta, hay que puntualizar que la comodidad, que de hecho puede llevarnos
a callejones sin salida, puede y debería ser un bien deseable perfectamente
compatible con el ejercicio de una voluntad capaz de discernir entre la tonta
comodidad que anula nuestras facultades y la comodidad perezosa que deja
totalmente en manos de los otros la capacidad de pensar, de escribir, de crear
o de elaborar los propios criterios.
La campana
de Gauss prácticamente es aplicable a la mayoría de los comportamientos
humanos. La excelencia, la minoría, siempre ocupa lugares extremadamente
minoritarios a ambos extremos de la campana, mientras que la mayoría, en donde
cabe colocar una parte considerable de personas subcionadas por ciertas
tecnologías o aquejadas del mal de pensar poco o nada, ocupa el grueso de la
campana. Teniendo en cuenta esta tendencia, los argumentos que utiliza la
autora del artículo probablemente sean del todo aplicables a esta mayoría. Si
trasladamos el comportamiento de la mayoría, con independencia de los muchos
beneficios que pueden aportarnos las nuevas tecnologías, a la vieja idea de que
una sartén llena de aceite debe usarse para freír unos huevos pero nunca para
meter las manos en ella, se comprende que el mal no viene de la sartén ni del
aceite hirviendo, sino del uso que se hace de la sartén y el aceite. Sería una
estupidez si usáramos el teléfono para batir los huevos o como paleta para
hacer la tortilla. De manera parecida sucede con las nuevas tecnologías.
La
utilidad que encuentro yo como instrumento de trabajo con el ChatGTP es
equivalente a esa enormidad de tiempo que antes necesitaba para hacer consultas
en enciclopedias, manuales o libros especializados y que
No voy
más allá de comentarios relacionados con los usos que hago yo de estas
tecnologías, cuyas excelencias pondero; más allá no llego, aunque adivino que
en campos como la medicina, y en otros muchos, pueden aportar grandes
beneficios. Sobrevuelan sí, las amenazas. Einstein nunca hubiera imaginado que
sus trabajos de investigación pudieran servir en el futuro para el exterminio
de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki.
No hay comentarios:
Publicar un comentario