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El
Chorrillo, 2 de octubre de 2024
Creo
que ayer malentendí al señor Han cuando hablaba de erotismo. Hoy recupero su
discurso cuando escribe sobre el papel de la imaginación en orden a estimular
la fantasía erótica. En lo que acabo de leer manifiesta que los nuevos medios
de comunicación no dan alas precisamente a la fantasía. Más bien la gran
densidad de información, sobre todo la visual, la deprimen. Así, el porno, que
en cierto modo lleva al máximo la información visual, destruye la fantasía
erótica.
Cita
Han a Flaubert, Madame Bovary. En las escenas eróticas de la novela, no
hay nada que ver. En lugar de describir lo que sucede en dichas escenas, opta
por omitir esas descripciones, forzando con ello al lector a llenar esos espacios
con su imaginación. El conocimiento mata, escribió Cioran. Flaubert al no
describir los detalles de la escena provoca que el lector llene el vacío con su
propia experiencia e imaginación. Substraer información visual o escrita en un
relato erótico activa la participación del lector que por naturaleza tiende a
completar, a imaginar qué sucede en un entorno dado. Sugerir en lugar de dar
detalles hace que nos convirtamos en lectores activos y que de algún modo
acompañemos al autor en su trabajo narrativo reconstruyendo lo que él no nos
dice.
Escribe
Pessoa en El libro del desasosiego: "Nunca
he podido leer un libro entregándome a él. Siempre, a cada paso, el comentario
de la inteligencia o de la imaginación me ha interrumpido la secuencia de la
propia narrativa”. Una cita tomada por
los pelos, que apunta a una clase de lector algo diferente a aquel que lee en
las apreturas del metro camino del trabajo y para quien tanto las ideas como
determinadas omisiones pueden activar sus reflexiones o su imaginación.
En Los
años con Laura Díaz Carlos Fuentes trabaja sobre un asunto colateral,
aunque al margen del erotismo, pero que se relaciona con él. Jorge Maura y
Laura mantienen una relación amorosa profunda pero Laura en determinado momento
desea preservar retazos de intimidad, no tanto para preservar su individualidad
como para relegar una parte de sí al misterio. Laura entiende que la distancia,
el no darse completamente enriquece su relación con su amante.
El
misterio, lo entrevisto, lo imaginado es claro que estimulan no sólo nuestra
imaginación. Ponen de hecho en acción nuestro deseo de “ir más allá”, descorrer
una cortina, averiguar qué se esconde al otro lado. Alejandro Jodorovsky cita
un ejemplo de hasta dónde puede llegar ese afán de querer ver, conocer, saber
poniendo como ejemplo una escena de striptease. En ella el espectador es
seducido por ver lo que adivina tras la prenda que va a caer. Ello sucede una y
otra vez prenda por prenda hasta un instante en que la desnudez completa parece
no ser suficiente para ese “ansia” que se respira en el espectáculo, de modo
que el espectador estaría dispuesto a
seguir y seguir hasta que la striper se abriera el estómago.
Independientemente
de que apliquemos estos dos conceptos, misterio e imaginación, a aspectos diferentes
de la realidad, el hecho de que ellos aparezcan como desencadenantes de muchas
de nuestras motivaciones, les confiere una importancia mucho más allá del
restrictivo mundo del erotismo. Hace, en mi caso, que me pregunte si podría
relacionarse el misterio y la imaginación con algunos de los elementos claves
que han permitido la evolución del ser humano. El misterio genera incertidumbre
que a su vez estimula la curiosidad y en consecuencia la capacidad de resolver
problemas. A su vez la búsqueda de respuestas nos pone en camino de forzar
nuestra imaginación para visualizar soluciones y crear las herramientas que han
constituido la base de nuestro desarrollo humano. La evolución de la técnica
está íntimamente ligada tanto al misterio como a la imaginación, que es la que
ha trascendido el plano de lo conocido para forjar una nueva realidad con una herramienta que llamamos creatividad. Así la fascinación por lo
misterioso y lo inacabado, junto con la capacidad de imaginar, aparecen
centrales desde el momento en que nos han impulsado a explorar, a crear y a
transformar el mundo a lo largo del tiempo.
Echar
mano de Darwin para entender algo mejor el flaco favor que hace la pornografía
al sano erotismo (“La pornografía evita rodeos. Va directamente al asunto. La pornografía
es el final definitivo de la seducción” (Byung-Chul, La salvación de lo
bello)) puede parecer exagerado pero está en el orden de intentar
comprender los caminos “errados” por los que una apresurada sexualidad puede
llevarnos. Comprender la importancia del misterio y la imaginación en el
erotismo, y añadiría la lentitud y la demora, quizás sea útil. Bueno, útil es
una fea palabra, mejor finalizar simplemente con el verbo comprender, o mejor
todavía intentar comprender.
Como
cuando estaba en la escuela, sólo un ejercicio de comprensión lectora.
*La imagen de cabecera está tomada de https://www.elespanol.com/cultura/arte/20160815/147985607_0.html
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