viernes, 10 de noviembre de 2017

El deporte de bloquear en las redes. Una pataleta a propósito de un artículo de Junqueras.




Playa de Barayo, Asturias, 10 de noviembre de 2017 

Me cuentan de alguien que, emborrachado con sus verdades y su catalanofobia, ante otro que le interpelaba en el Facebook,  precisamente desde la bella ciudad de Barcelona, emporio de cultura y de gente de bien donde la haya, empezó a echar tanta bilis por boca y orejas que a punto estuvo de ahogarse en sus propias secreciones. Como tal no tenía a mano la posibilidad de acuchillar a su interlocutor, interlocutora en este caso, que tenía la desgracia de ser catalana, despierta, inteligente y mujer de armas tomar, el susodicho, semiahogado en su bilis, no pudiendo hacer otra cosa a no ser que quisiera pegarse un viajecito a Barcelona y hacer trocitos in situ de ese alguien que discrepaba con él, rabió, cogió impulso, tragó saliva y, mientras su reconcomia se le subía al hígado y estaba a punto de explotarle en el páncreas, ¿sabéis que hizo? ¿Dar una patada a un bote? ¿Patear una puerta? No, hombre, frío, frío… A ver, pensemos un poco… a ver, a ver… SÍ, ¡Bingo!, ¡LA BLOQUEÓ!, eso es, cogió y la bloqueó, muerto el perro se acabó la rabia. Con eso se ahorró comprar una puerta nueva, eso o tener que llevar el zapato al zapatero.

Se derrocha tanta genialidad en las redes que estoy por proponer al señor Mark Elliot Zuckerberg, el joven emprendedor que ha hecho fortuna con esto del Facebook, que establezca algún tipo de premio para este tipo de bloqueadores que, amando tanto sus verdades al punto de no admitir más que a lo que a ellos se les pasa por las narices o les dicta la prensa del gobierno, no teniendo, amantísimos ellos del Facebook, otra herramienta a mano, ni llave inglesa ni martillo, que eso de bloquear, hacen con su gesto un acto de patriotismo. Patriotismo sí, que si en vez de liarnos a palos como en el Duelo a garrotazos de Goya, nos dedicamos a bloquear ya no necesitamos ni palos ni escopetas. Todas las trifulcas del mundo solucionadas, sí. A Trump no le gusta el amigo Kim Jong-un de Corea del Norte….pues hecho, le endilga un bloqueo y asunto concluido, que… 

Magnífico invento ese de bloquear si con tanto éxito puede sustituir la porra del antidisturbios, la estaca del Neandertal, las ganas de romperle las narices a los vecinos que follan escandalosamente a las tres de la mañana. Tío, no me jodas que te bloqueo. 

En mi tierna infancia,  al que se cabreaba, ahora al que bloquea, le cantábamos aquello de “el que se cabrea tira la garrota, cuando va a por ella se la encuentra rota”. Si el usuario de Facebook hubiera conocido en persona a la amiga de Barcelona, ya se hubiera librado él de tirar la garrota, arma bufonesca en medio de una disputa que delata al bloqueador como alma de pocas entendederas. 

El caso es que me atosigan por otro lado y no puedo continuar escribiendo estando a muchas manos como estoy respondiendo aquí y allá con tres o cuatro puntos de España. El último whatsapp que acabo de recibir procedente de San Sebastián relacionado con este asunto, decía: “El tema de Cataluña ha puesto en evidencia la cantidad de antidemócratas que viven a nuestro alrededor que, creyéndose de izquierdas, son simplemente afines al PP”. Ni niego ni afirmó, pero me parece que sí es cierto que el asunto Cataluña ha sacado lo mejor y lo peor de dentro de nosotros en mucha gente de este país. La cosa está caliente y es simpático estar, mientras esto escribo, guasapeando con Cataluña, el País Vasco o Madrid contrastando dispares opiniones y esa actitudes fraticidas que pueblan las redes. 

Vamos, que yo iba a escribir sobre una bonita caminata que habíamos hecho hoy entre playa Barayo y Puerto de Vega, un paseo en realidad, y esperadamente se me cruzo otro asunto por medio. Había ojeado después de desayuno El Diario, Infolibre y Público (he decidido no ver otros periódicos de momento) y cómo llovía leí mientras escampaba algunos artículos; uno de ellos de Junqueras. Me pareció un artículo objetivo que ponía en claro algunos asuntos relacionados con la actuación del Gobierno en Cataluña, el curioso comportamiento actuación de la justicia en este país y sobre la identificación de un tal M. Rajoy del caso Gúrtel con el presidente del Gobierno.

Andábamos ya de camino sobre los acantilados, nublado pero precioso el campo, el mar, los olas rompiendo a nuestros pies, cuando ya sonó alguna vez la campanilla del Facebook. No lo abrí hasta el final de nuestro paseo. La costa en esta parte del litoral es un tapiz verde, sin apenas subidas y bajadas, que cae abruptamente sobre el mar un centenar de metros más abajo. El mar estaba bravío, las olas golpeaban sobre los grandes bloques de piedra levantando enormes cortinas de agua donde caracoleaba ensortijada la espuma. Es hermoso pasear sobre los acantilados contemplando este mar encabritado bajo el techo de nubes amenazantes. Llovió a ratos, pero no era desagradable; todo lo contrario, lluvia amable y comunicadora que más parecía un decorado junto al verde intenso de los cultivos. Las gaviotas, cambiando su dieta de pescado por la de lombrices de tierra daban la impresión de estar pastando en los campos recién roturados. Comimos en una tasca de Puerto Vega. Del primer largo comentario que encontré en mi entrada de la mañana sobre Junqueras solo leí cuatro líneas. Bastaron para hacer evidente que el comentarista no había leído el articulo, o no lo demostraba, y lo único que quería era desfogarse con su anticatalanismo. El segundo, proyectando una disposición sobradamente conocida en él, y que tampoco parecía haber leído el artículo, hablaba de los ofendidos, los nuestros y los otros como si a uno ya le hubieran metido en un cajón tamaño caja de cerillas. A este comentarista la defensa del respeto a las personas y a los resultados de las urnas le parecían propios de hooligans (¿). Sí, señor, defienda usted el respeto, la convivencia y el sentido común y ya tendrá encima a alguien que use ese feo anglicismo de hooliganismo contra usted (vivir para ver, amigo). Después hubo algo mucho más inteligente y medido que contesté, y a continuación la trifulca que motivó este post, que, muy claro está, no hubiera merecido la escritura de estas lineas si no hubiera sido porque preví que me iba a servir para divertirme un rato. 

Y tengo que terminar porque mi señora esposa, que está haciendo unos huevos revueltos con queso y preparando una crema de bogavante y cigalas, me apremia para la cena. Salud, república y que los lares, manes y penates no me bloqueen y sean propicios a mis ofrendas.













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