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Pero parece que mi petirrojo lo tiene claro, él lo que quiere es leer a Fielding o al Faulkner. Ahí le tenéis inspeccionando mi bliblioteca.
El Chorrillo, 27 de febrero
de 2025
Va largo el texto de hoy,
demasiado largo probablemente para unas prisas: la responsabilidad de la
educación del ciudadano en relación con la política.
Me pongo a trabajar en un
texto que dejé a medias anoche y de repente oigo un revoloteo cercano. Me
vuelvo y, amigo, aquí tengo hoy la compañía de un pequeño petirrojo que se me
ha colado en la cabaña. Tomo algunas fotos; va de un lado para otro y después
hago intención de abrir la ventana para dejarle salir, sin embargo me lo pienso
dos veces y decido dejarle aquí dentro para que me haga compañía. De momento se
ha subido a lo alto de la estantería y está hojeando los tomos de Fielding,
Flaubert y Carlos Fuentes. Lo mismo es un petirrojo aficionado a la buena
literatura… De momento le he colocado un platito con alpiste y una taza con
agua en el alféizar interior de la venta. Si tengo suerte lo mismo puedo
convivir un tiempo con ese pajarillo dentro de la cabaña.
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Los primeros momentos, intentando
atravesar el vidrio de la ventana. |
Al loro, que decían. Vengo
defendiendo en alguno de mis posts, y siempre simplificando y
circunscribiéndome al corsé que impone la longitud de un post y evidentemente a
mi capacidad de reflexión, que los males de nuestro mundo democrático, que
habría que escribir además entre comillas, derivan en su raíz de la ignorancia,
es decir el problema de los males de nuestra sociedad, repito que hablo en
general, están relacionados con la educación. Días atrás defendía en un post
titulado Cambalache, creo, la idea de que el problema de la situación política que
vivimos proviene no tanto de los políticos y otras instancias como de los
ciudadanos que ejercen su voto, y por supuesto de los que no votan. Enrique
Muñiz, el amigo del Navi con el que estos días pego la hebra, me envía por
privado un largo comentario que apuesta en otro sentido y carga la
responsabilidad del presente estado de cosas en los políticos. Su comentario,
que difiere respecto a mi punto de vista, porque él parece cargar el problema
sobre los hombros de los políticos, mientras que yo los cargo sobre los sujetos
que ejercen su derecho a voto o dejan de ejercerlo, es el que motiva estas
líneas y me da pie para seguir indagando en un tema tan de actualidad. A
continuación el comentario de Enrique:
“El médico relaciona un
síntoma específico con el resto del cuerpo, y a esto se le llama enfoque
holístico. Para llevar a cabo este enfoque, el médico debe considerar tres
sistemas fundamentales del organismo: el sistema nervioso, el endocrino y el
inmunológico, los cuales interactúan entre sí y proporcionan una visión
integral de la salud del paciente.
Si extrapolamos esta idea al ámbito político y a lo que mencionas en tu post de ayer: ”el problema no es solo que la extrema derecha esté ganando terreno a marchas forzadas, sino que la verdadera cuestión radica en la mentalidad de los ciudadanos que respaldan políticamente esta corriente”. Los ciudadanos somos como las olas del mar: nos mueven las mareas, y una ola insignificante poco puede hacer contra el movimiento de estas.
Dicho de otro modo, alguna
responsabilidad tendrán los dos partidos mayoritarios de este país (y del mundo
entero). Solo en nuestro país, estos partidos suman aproximadamente el 75 % de
De aquí surge la
comparación con los médicos: busquen ustedes la causa del avance de la extrema
derecha. Si alguna parte de su mensaje político no es capaz de diagnosticar el
problema, difícilmente podrá ponerle remedio, tal como lo haría un médico con
el enfoque holístico.
Señores políticos, actúen y
dejen de echar balones fuera”.
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Y Bartola, que observó
movimiento en la cabaña, allá que asoma su cabezota para ver a mi visitante |
Mi punto de vista: Mi
interpretación de la realidad en torno a lo que estamos comentando quizás tenga
una influencia directa relacionada con mis treinta y muchos años de maestro de
escuela y la relación que tuve con los padres de mis alumnos. La sensación que
me produce esta experiencia es que es arduo en extremo sacar adelante una mente
crítica en unos niños que viven enchufados a la televisión y otros
entretenimientos en su entorno familiar, siempre hablando en general, poco o
nada propicio para ello. Padres que trabajan demasiado y apenas tienen tratos
con sus hijos, padres que compensan esa falta de estar con sus hijos
atiborrándoles de entretenimientos varios. Padres así e hijos derivados de ese
comportamiento son factores que van a determinar, por mucho que en la escuela
queramos hacerles pensar, su actitud frecuentemente también acrítica. Siempre
entendí que la base de una sociedad justa y de una convivencia aceptable se
basa en la educación de sus ciudadanos.
Por otra parte en el plano
social existen elementos determinantes como el descontento general, que en
cierto momento busca algo diferente a lo ya visto, caso de Podemos y Vox,
populismos de signo contrario que pescan en las aguas revueltas de que todo es
una puta mierda y se agarran a un clavo ardiendo. Naturalmente existen otros muchos
factores que determinan los cambios de orientación política independiente de la
fideación de los que por tradición votan sistemáticamente algo; luego están los
que votan atendiendo a sus intereses particulares y aquellos que atendiendo a
los criterios de marketing diseñados por los partidos o grupos de presión,
votan lo que les dicen, lo que les convienen o todo lo que contrario (la
presión de los medios, ese gran poder puede hacer estragos). De los problemas
de una educación acrítica a hacer a una parte considerable de la población
carne de cañón de cualquier populismo que se le eche encima, hay un paso.
Así que si tomamos los
problemas de déficit de educación en las bases del electorado, los interés
económicos y políticos en juego y a sus representantes con sus respectivos
objetivos, corrupción, protagonismo, intereses espurios, etc., lo que resulta
es un cuadro complejísimo, en donde al enfoque holístico es extremadamente
difícil de seguirle el hilo. Cabría hablar en ese sentido pues, a la hora de ver
el peso que cada elemento tiene en el análisis, de la interrelación de los
múltiples factores del conjunto y determinar sui generis en una primera
aproximación el peso que los distintos factores tienen en la realidad global
política.
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Mi petirrojo está
mosqueado, observad cómo me mira de reojo. |
Y aquí es donde probablemente
Enrique y yo estamos en desacuerdo. Mi idea es que ciudadanos educados capaces
de elaborar un criterio propio en función de sus necesidades o de lo que
entienden por justo o razonable para una aceptable convivencia –y por supuesto
excluyo a aquellos de ya te puedes morir que a mí me importa un bledo–, es
decir, ciudadanos conscientes plenamente de lo que hacen y para los que la
propaganda, los mítines y demás serían peccata minuta a la hora de decidir su
voto; ciudadanos de estas características, bien pertrechados contra los manejos
y la manipulación, de ser mayoría, sin lugar a dudas darían la vuelta al
tablero políticos y podrían ejercer un poder real y razonable a través de su
voto.
Evidentemente en ese
enfoque holístico no solamente entrarían los votantes y los votados, allá
tendría que tener cabida la situación del momento que sea; (hoy por ejemplo
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Aquí aburrido de dar
bandazos y dispuesto a leerse el Viaje a
Italia de Goethe. |
En este punto corté mi
respuesta al comentario de Enrique, era ya de madrugada, y pensé que mejor
terminaba mis razonamientos en mi diario de jubilado. La población no son olas,
le decía al despedirme de Enrique, aludiendo a la imagen que él proponía, las
olas, nosotros, lo efímero del votante, olas que van y vienen al impulso del
mar y los vientos, no somos nosotros; quienes realmente son olas son los
políticos, que dependen constantemente de la masa marina, de los ciudadanos que
les votan.
Anoche pensé continuar esta
mañana con mi argumentación, pero repasando el texto veo que me he expresado lo
suficiente para hacer entender que mientras no vivamos en una sociedad crítica,
culta e interesada por resolver los problemas comunes de acuerdo a la lógica de
la mayoría y, por supuesto, no olvidando a las minorías, el mundo seguirá como
está, los asesinatos de Israel, la intemperancia del payaso de Trump, el circo
de Milei y esa política de nuestra derecha que dedica la entera legislatura a poner
palos en las ruedas del gobierno de la nación aquí y en Bruselas, en vez de
buscar el modo de acceder a eso que llaman el bien común del país. Una buena
educación que haga de esa gran parte del rebaño personas con la cabeza sobre
los hombros. Los políticos y la representación parlamentaria, pues bueno, son
lo que son gracias a la deficiencias de la educación.
***
Esta mañana tenía en el
buzón del guasap una nueva respuesta de Enrique. Una continuación de nuestra
conversación de anoche. Le he pedido permiso para publicarla –gracias, Enrique–
y la incluyo a continuación con el deseo implícito de qué ójala fuéramos
capaces muchas veces de conceder nuestro tiempo a este tipo de reflexiones, una
herramienta indudablemente valiosa para orientarnos en la problemática de
nuestro mundo.
El texto de Enrique Muñiz:
“Aun estando totalmente de
acuerdo contigo en cuanto a la educación, habría que diferenciar entre lo que
en nuestra República se llamaba Ministerio de Instrucción Pública, con su
enfoque en la enseñanza de materias específicas como matemáticas, historia,
ciencias, etc., y la educación integral de la persona, que incluye principios
morales, valores y desarrollo social. Esta última no se limita solo a la
escuela, sino que también involucra a la sociedad y a la familia.
Los mal llamados
populismos, como VOX y Podemos... Hay que tener en cuenta que el populismo es
un movimiento revolucionario ruso de finales del siglo XIX, promovido por
Víctor Mijáilovich Chernov, ministro de Agricultura ruso y presidente de
Me reitero en el símil de
las olas: las mareas son las élites, y nada podemos hacer contra ellas salvo
mediante una revolución, algo bastante improbable en una democracia.
Donde dices que
probablemente estemos en desacuerdo, te equivocas: estamos plenamente de
acuerdo. Las fuerzas vivas y los poderes fácticos siguen en el mismo lugar,
con mayor o menor poder de voto. El enfoque holístico yo lo distribuyo dentro
del Congreso de la siguiente manera:
PP + PSOE = 136 + 122 = 258
(73,9%)
VOX + SUMAR = 33 + 31 = 64
(18,3%)
ERC + JUNTS + PNV + BILDU +
BNG + CCa + UPN = 28 (7%)
Aquí tienes los sistemas:
nervioso, endocrino e inmunológico. Realiza la ecuación como más te guste”.
Hasta aquí el texto de
Enrique. Creo que no cabe prolongar más esta conversación, que presumo, quizás,
sea muy larga, así que sólo dos puntualizaciones a sus últimas líneas: la
ecuación deja fuera el factor determinante de la educación de los ciudadanos y
otros muchos que entran en juego, entre otros porque el poder real no es cierto
que esté en el parlamento, que debería pero que no está. Otro asunto de
parecido calado es ese de que no exista otro camino para cambiar el mundo que
una revolución, que a mí me parece cierto, pero que más pienso en la lenta
revolución de la cultura, un proceso tan lento como esos recorridos que siguió
Darwin en sus estudios, que en el concepto corriente al uso.
Y ahora sí, ahora puedo
prestar atención a mi pajarillo visitante de mi cabaña, el petirrojo. Leí una
vez que en el Reino Unido en ocasiones estos pájaros venían a comer a la mano
después de habituarse a la compañía de alguna persona. Me encantaría…
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De momento ya está
aprendiendo a manejar el guasap del teléfono para llamar a su mamá. |
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