Así se vistió de fuego la tarde frente a mi ventana |
El Chorrillo, 10 de diciembre de 2021
A veces me da por pensar que este mundo en que vivimos es
tan bello, tan magnífico que es imposible que exista algo más hermoso en todo
el universo. Nos tomábamos el té de la hora de la merienda, la cabaña estaba sumida en la semioscuridad y
en uno de los muros el resplandor como de una lejana fogata pintaba el
enjalbegado con la lánguida luz del crepúsculo. El horizonte, el espacio que
quedaba entre éste y una borrascosa techumbre de oscuras nubes, era un espacio
de fuego sobre el que las nubes flotaban como al calor de una hoguera. Soberbio
atardecer para un telón de fondo en el que el Sol se despidiera abrumando a los
habitantes de
Hace algún tiempo me encontré a alguien que bajo una fotografía bastante corriente de un atardecer había escrito un breve comentario que decía: ‘Abrumadora belleza”, un piropo dirigido al fotógrafo que tergiversaba la capacidad del lenguaje para hacer justicia a la realidad de los momentos extraordinarios. La mesura que el lenguaje debería guardar para ajustarse, con parecida sutileza a cómo distinguimos las múltiples tonalidades de la luz, acaso no tiene en el hablar corriente capacidad descriptiva suficiente para ajustarse a la realidad, por ello que necesitemos de verdaderos poetas para que seamos capaces de acceder mínimamente a esa belleza que les inspiró en algún momento de excepción.
Le decía a Victoria que ese afán que hemos tenido alguna
vez cuando viajamos a las tierras del Norte o a Islandia para intentar ver las
auroras boreales, probablemente se olvida de esos grandiosos espectáculos que
se dan con tanta frecuencia frente a nuestra casa o en las montañas que visitamos
al anochecer o al alba. Espectáculo hermoso y, sí, ahora abrumador, que
convierte el horizonte y las nubes en el paisaje más hermoso que uno puede
imaginar. Y es que lo tenemos ahí a diario, esos días en que el horizonte se
viste de fiesta grande y sólo de tanto en tanto subo a la casa para
recordárselo a ella ¿Has visto que bonito está el atardecer hoy? Cuando en casa
repartimos nuestros espacios personales, Victoria eligió definitivamente su
lugar de lectura y trabajo en la habitación que llamamos la biblioteca, una
estancia amplia de grandes ventanales con las paredes tapizadas por los libros
adquiridos y leídos durante más de medio siglo, una habitación que da al sur y
desde cuyas ventanas se observa ese pequeño bosque que ha ido creciendo a su
aire durante este tiempo. Yo, más modesto, pero con el ojo puesto en el
previsible espectáculo del atardecer, elegí vivir en una pequeña cabaña adosada
al cuerpo principal de la casa, de unos diez metros cuadrados, donde iba a
tener asegurada soledad, el crepúsculo diario frente a mi ventana y en invierno
el permanente fuego de la chimenea.
Días atrás el Caminante hablaba así con
Asomarse sin más a algunos muros de amigos del FB es casi
siempre como asomarse al balcón de tu casa a contemplar
Hay otro amigo del FB al que sin saber donde vive imagino
asomado diariamente a la ventana del atardecer como cazador al acecho de su
presa. El amigo Loren, especialista en bellos cielos y nubes, no parece dejar
pasar una sola oportunidad para sacar su cazamariposas y meter en la red de la
cámara oscura de su teléfono todas las nubes y crepúsculos que tengan el
capricho de vestirse de oro y grana antes de irse a la cama.
Entre unas cosas y otras se hizo de noche. Júpiter y
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