viernes, 19 de septiembre de 2025

Un papá a la medida de la hipocresía reinante

 



El Chorrillo, 19 de septiembre de 2025

Pío XII bendijo al ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial y mantuvo un ominoso silencio sobre el Holocausto, no condenó explícitamente a Hitler ni la persecución de los judíos. La Tierra sigue dando vueltas y la Iglesia Católica continúa donde ha estado siempre. Muy lejos del Evangelio.

A este nuevo papa, que debe de tener muchos asuntos importantes en la cabeza, parece molestarle que se use cada vez más esa palabra, “genocidio”, la Santa Sede (mierda con las santas, los excelentísimos y toda esa categoría de instituciones e individuos que bajo un adjetivo de pretendida excelencia cobijan a asesinos y sinvergüenzas de todo tipo) se lava las manos como Pilatos; como siempre hizo la Iglesia Católica con las injusticias de este mundo. El Papa dice que esa Santa Sede no puede hacer ninguna declaración en este momento. ¿Por qué? ¿Estaba escrito ello en las Tablas de la Ley, prohibió Jesús en algún lugar condenar la injusticia y los asesinatos? “En este momento…”, ¿a qué tiene que esperar, a que el Pato Donald o el Gran Criminal de Israel le dé permiso? ¿Qué es eso de la Santa Sede, un ente que piensa, decide, habla? ¿Nos está diciendo este excelentísimo personaje que somos memos, unos disminuidos mentales? ¿A quién se debe este individuo? ¿A todos los que asistieron a su proclamación, a los que guardan silencio sobre los crímenes de Israel, a los propios asesinos, al Pato Donald?

Sí, señor, un papa a la medida de los tiempos que corren, a la medida de esa cosa burda, insolidaria que es la Iglesia Católica como institución. Días atrás en la manifestación por Palestina el slogan que más se gritaba era: ¡VERGÜENZA, VERGÜENZA…! Esa es la palabra que define al Papa y a nuestro rimbombante Mundo Occidental en general.

¿Cuántos niños habrán de ser asesinados, cuántas mujeres, cuántos hombres para que al mundo entero se le revuelvan las tripas?

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos (15:34). ¿En quién confiaremos en este mundo de hipócritas y asesinos? Al margen de la gente que se manifiesta y solidariza con el pueblo palestino, parece que no existe ninguna otra esperanza. Los hipócritas, los que tienen bien sentado el culo en el mundo, los indiferentes, esos son los que mandan. El buen samaritano es un ser desconocido entre los católicos que guardan silencio. El Quinto Mandamiento jamás fue dictado. La empatía ha desaparecido de la faz de la Tierra. La caridad es una paparrucha más entre otras muchas. La conciencia de una parte importante del mundo es un estercolero.


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