martes, 18 de junio de 2024

¿Estamos chocheando?

 


El Chorrillo, 18 de junio de 2024

Estoy hecho una mierda después del trajín de estos días, Pedriza el domingo y dos días currando un montón de horas en la parcela para dejar todo en orden antes de coger el avión el próximo martes, incluida la limpieza de la piscina, que uffff…

El caso es que a las cinco de la tarde después de currar desde las nueve de la mañana, me derrumbé por fin sobre el sillón y antes de dormir un pedazo de siesta, enciendo el teléfono y me encuentro con dos guasaps cuyo contenido me dejan de nuevo en condiciones de sumamente despierto. Como tantas otras veces un guasap del amigo X es capaz de “ponerme en disposición”. Y voy a citar aquí una idea de Brancusi que ya utilicé en algún momento en mi blog. Decía Brancusi que para crear algo no hay que buscarle cinco pies al gato ni pensar en lo que vas a escribir o pintar, que lo que hay que hacer es ponerse en estado de hacer. “Ce qui est difficile ce n’est pas de faire, mais de se mettre dans l’état de faire”. Y es que entrar en ese estado de hacer no es fácil, no se entra así porque sí, es necesario cierto estado de gracia, cierta disposición. En un lenguaje más de la calle es aprovechar cuando algo “te pone”, porque si algo o alguien te pone ya tienes casi la fiesta montada, ya sea porque la chica en cuestión está en la misma disposición que tú o, porque, como es el caso de esta tarde, porque aquello que has leído de tus amigos te sugiere enseguida alguna idea interesante sobre la que darle al organillo de la escritura; o mejor, más que una idea, que no hay tal hasta este momento, de lo que se trata es que sin comerlo ni beberlo he alcanzado el estado de hacer. Así que voy por partes.

Sucede que de tanto en tanto algunos de los guasap del amigo X tienen la gracia de suscitar mi “estado de hacer”, sin embargo en este caso se verá que la cosa está más que justificada cuando leáis su mensaje, éste:  “Esta mañana mientras tomaba un masala té, en radio clásica ha saltado el Aleluya de Haendel. Y me he puesto a llorar como un bobo. ¿Es esto la vejez, o estoy chocheando?”

No puedo decir otra cosa, me ha emocionado leer a X. Y me pregunto, como dice él, si esto es  la vejez o si estaré chocheando. Le contestaba con un “jajaja… me encanta”. Le decía que la última vez que se me saltaron las lágrimas a mí fue pisando medio muerto en la meta de los 100 kilómetros del Corricolari después de correr todo un día y la noche, un amanecer inolvidable. En el estadio sonaba a toda pastilla también el Aleluya de Haendel. Estate seguro, le decía, que estamos chocheando de la mejor manera imaginable. Y le añadía en mi respuesta la imagen que acababa de recibir de Vinches, Toti, Pilar Rubio y  Pilar, todos eufóricos a la salida del concierto de Bruce Springsteen, también tenían ellos aspecto de estar chocheando de la mejor manera que puede darse. Escribía Vinches que el concierto había evolucionado a espectáculo. Las 70.000 personas que estaban allí lo habían transformado en un evento mágico lleno de emoción y fraternidad. Las masas son, somos, capaces de lo mejor… aunque, concluía, también de lo peor. Le decía a José Manuel que nunca he ido a un concierto así, pero dado que ya cumplo años para atrás seguro que a uno próximo me apunto. Y más si la compañía es de pm, que diría mi hijo William. Y es que estoy empezando a ser uno de esos candidatos que se apuntan a todas las guerras que les vienen por delante, que vida sólo tenemos una y ya se sabe.

Hasta aquí dos emociones de diferente signo, ambas relacionadas con la música, Haendel y su Aleluya, capaz de hacernos llorar, y el espectáculo de 70.000 personas acompañando a la voz de Bruce Springsteen. ¿Y ahora qué?, me pregunto, después de celebrar esas emociones y a punto de olvidar que yo había empezado este texto colocando al frente ese ¿Estamos chocheando?, lo que me obliga naturalmente, a buscar una respuesta, que obviamente, hay que decirlo porque hay lectores que no lo  cazan a la primera, debe llevar el signo de esa figura retórica que llamamos ironía; lo que me obliga, digo, a decir sí, que como le comentaba a X, estamos empezando a chochear de la mejor de las maneras posibles (por cierto, que me resulta sumamente curioso que eso de chochear signifique lo que significa, pudiendo significar, como derivado de chocho, algo mucho más sustancioso que ese estado de debilitamiento mental que la RAE le atribuye).

Así que bendito chochear el nuestro, benditas esas emociones que nos llenan los ojos de lágrimas, bendita la magia y la emoción que estos años de jubilatas traen bajo el brazo como un regalito.


 

 

 

 


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