lunes, 16 de junio de 2025

Sexo y ternura

 



El Chorrillo, 16 de junio de 2025

En estos días de calor que ya preludian la entrada con pie firme en lo tórrido del verano y que en mi caso se me hace imprescindible estar todo el día en porretas, se comprenderá que un tema como el que se anuncia en el título de este post, venga a estar presente tarde o temprano. La desnudez es tarde o temprano el preámbulo de alguna prometida felicidad. El tema me surgió a raíz de haber tropezado con una serie de fotografías de una novia que tuve en los umbrales de mi jubilación, fotografías todas ellas al modo de como Eva caminaba por el Paraíso Terrenal, es decir como Dios la trajo al mundo.

El asunto me  llena tan de ternura y excitación que no he dudado un segundo en colocar una de esas imágenes en la pantalla de mi teléfono. Así que ahora cada vez que enciendo el móvil para ver la hora, allí la tengo, alegre, feliz como quien celebra la vida, contenta de haberse encontrado conmigo y yo con ella, lo que me hace pensar, pese a que cuatro años después naufragara nuestra relación, ese contemplarla con tanto gusto, que las relaciones sentimentales que establecemos con mujeres, y ellas con nosotros, tienen una enorme variedad de numinosas sustancias navegando en su interior que es ocioso querer comprender al primer vistazo. Si toda relación humana es compleja, la que mantenemos hombres con mujeres digamos que puede llegar a ser inasumible para una mente simple. Mente simple sin más la de aquellos que  en estas relaciones sólo llegan a ver un asunto de toma y daca, que suele ser la óptica ramplona con la que una parte de la calle relaciona estos asuntos.

¿Qué es lo que sucede a mi organismo a partir del momento en que mi mirada empieza a ser acariciada por ese rostro alegre, pleno de vida, enamorado, de donde sale esa encantadora sonrisa? Desde luego lo primero que brota en él es un ramalazo de inesperada ternura. Mi mirada puesta en su risa, su entrega sin tapujos al instante, a la felicidad, al encuentro con el otro que surge de su rostro resbala enseguida por el plano inclinado de su desnudez, atraviesa la confluencia de las clavículas, se detiene en sus pechos y, antes de llegar a su pubis, una leve erección comienza a rondar la entrepierna. Ternura versus sexo. El cuerpo acaba de atravesar las puertas de un mundo encantado de la mano de la oxitocina. Sabida es esa revolución que la química produce en las puertas de tales circunstancias y que no es de extrañar el empeño que pone la Naturaleza en estas cosas. Quizás sea desde ahí el modo que elige este flanear mío por el asunto, un modo de aliviar el hecho de que tras ese recorrido entre el rostro y el pubis, algo se arrebole en mi interior que hace que la ternura y la erección bailen un agarrado chotis en medio de esta tarde de calor.

Y digo yo que ¿a qué interrogación interna responderá el hecho de que yo deje de leer, deje incluso de contemplar a mi exnovia, tan bonita ella así de contenta frente al fotógrafo de entonces, yo mismo, y me ponga a escribir algo que en principio no sé de qué iba a ir, intuiciones, gracias a la vida por aquellos años, ternura, ejercicio de onanismo? Y me contesto que probablemente sea ese contento que me deja en el cuerpo recordarla lo que me anima a escribir, un modo de alargar el placer que sugiere la contemplación y el recuerdo.

Cita Chirbes a Tennessee Williams. Lo siguiente: “Me inclino a pensar que lo que más motiva a la mayoría de los artistas es una vocación desesperada de encontrar y de saber distinguir la verdad dentro del conjunto de mentiras y evasiones en que vivimos”. A cuento viene la cita de que la romez romo, tosco, torpe con la que se suelen tratar los temas relacionados con el sexo, bien merece poner de relieve que la mentira bajo la cual hemos vivido desde nuestra lejana educación infantil, unido a la estolidez con la que se atiende a los asuntos sexuales en medios y demás, hacen difícil esclarecer lo que hay de mentira y de verdad en el ámbito de la sexualidad, un asunto tan maltratado y deformado incluso en el ámbito de la legislación de nuestro país últimamente.

La verdad de la ternura a veces lo tiene difícil en el vocabulario de los medios, incluso en la óptica de feministas mal avenidas con realidades complejas. En nuestra sociedad se habla en exceso de sexo y muy poco de ternura.

 

 

 

 

 

 


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