martes, 17 de junio de 2025

De la Física Cuántica a la misoginia

 



El Chorrillo, 17 de junio de 2025

Las verdades, la objetividad de la ciencia, el estilete de la filosofía en su críptico deambular por las ideas frente a nuestro entender día a día de la realidad, el subjetivo reducirlas a los parámetros de nuestro entendimiento sin necesidad de echar mano de Heidegger, Hegel, Nietszche o Einstein. La complejidad en que no cabe duda la ciencia y la filosofía penetran, requiere conocimientos y el manejo de conceptos que quedando fuera del alcance de una mente corriente, obligan a ésta a utilizar atajos explicativos de la realidad, o incluso a ignorar en ocasiones, no al modo del decir de Machado de aquellos que desprecian cuanto ignoran, pero sí prescindiendo de conocimientos superiores que siendo objetivamente válidos acaso no aportan desde su complejidad herramientas prácticas para la vida. Sócrates entra en un mercado bien abastecido y exclama: oh dioses inmortales cuántas cosas no necesito. Así tantas conclusiones de la Física sobre conceptos tales como el Tiempo o tanto afilado análisis sobre la realidad. Sí, ya sé, la fábula del zorro y las uvas verdes. También es posible. Días atrás Chirbes hablando de Heidegger y de Hanna Arent venía a decir que parte de su trabajo se parecía al de aquellos que pretenden dividir un pelo en cuatro. 

¿Y a qué viene todo este exordio? Pues me lo sugieren unas líneas que recibía ayer del amigo Paco que, interesado en asuntos de Física, que a mí me cuesta entender, me ilustraba sobre el Espacio-Tiempo de esta manera: «Y…. siguiendo con la ciencia. Las últimas teorías de cómo es el universo. Voy a simplificarlo: para Newton el universo estaba compuesto de Espacio-Tiempo y partículas. Faraday y Maxwell introdujeron el concepto de campo y la ecuación quedó así, Espacio-Tiempo-Campo-Partícula.

» La gran genialidad de Einstein en 1905 con la teoría de la relatividad lo redujo a Espacio-tiempo-campos-partículas. Y al final Einstein otra vez con la joya de la Física, con la teoría de la relatividad ampliada en 1915, unificó los conceptos de Espacio-Tiempo y Campos. Dejando finalmente el universo reducido a Campos-Partículas.

»Es una simplicidad impresionante del mundo. El espacio ya no es algo distinto de la materia. Es uno de los componentes “materiales” del mundo, es el hermano del campo electromagnético. Es una entidad real que se ondula, se pliega, se curva se retuerce.

»Si os dais cuenta el Tiempo ha desaparecido de la ecuación. Realmente el tiempo es un constructo inventado por el ser humano y que no tiene sentido fuera de nuestro pequeño mundo». 

En este último párrafo de Paco es donde anida el desentendimiento que yo vivo en relación a los grandes descubrimientos de la Física moderna. Que el Tiempo sea un constructo inventado por el ser humano, como lo es el lenguaje, el arte y la creación entera de la civilización, y abundando todavía más, la religión y sus apoyaturas celestiales, lo que viene a decirnos es que habiendo un cierto desdoblamiento entre la realidad objetiva, la ciencia, y la realidad interpretada, adaptada, por el hombre a la altura de su conveniencia existencial cotidiana, el hombre se siente más cómodo chapoteando en las aguas de su pequeño mundo que asumiendo esa difícil conclusión en donde finalmente el universo queda reducido a Campos-Partículas, porque de ser así a Heminway, que decía que el Tiempo era el lugar donde él pescaba, se le habría acabado la diversión de por vida. Escribía ayer Chirbes en lo último que leí, que lo importante para el novelista es a qué interrogación intenta responder la historia que cuenta. En el caso de ese binomio ciencia/nuestro pequeño mundo, las respuestas que buscamos pertenecen más al campo de las vivencias personales que a la objetividad de la ciencia. La ciencia en este caso no sería un constructo, sino algo sólido y real pero algo “con lo que no se come”. Einstein y su comportamiento misógino con su mujer podrían ilustrar algo de esto que pretendo decir. Einstein, un considerado genio en el campo de la Ciencia y sin embargo un cretino en su vida conyugal. La teoría y la práctica, dos recursos entre los cuales acaso ni siquiera cabe una síntesis. 

El camino que va de la Física Cuántica a la misoginia, de la Física Cuántica a la inquietud por lo justo que vas de “tiempo” para coger un tren o un avión, ese tiempo que en la ciencia parece no existir y que sin embargo es más real que todas las cosas, sugiere presentar dos realidades frente a frente, de las cuales una es carne y hueso de nuestro vivir y la otra evanescente realidad en nuestro día a día, que por mucho que la ciencia le dé carta de verdad absoluta a su Tiempo, poco afecta a cómo concebimos y sentimos el tiempo por mucho que la ciencia nos diga que este es un constructo. De constructos esta hecha la vida. La perdición del mundo, la materia de los grandes problemas del planeta vienen por la obsesión del dinero, uno de los principales constructos sin cuya existencia sería difícil vivir y que se diga lo que se diga es sólo una convención; las convenciones, las leyes, la moral, no son otra cosa que constructos, herramientas con que gestionar la convivencia social. 

Esfuerzo inútil probablemente el de intentar relacionar la realidad científica, el Tiempo, y la que cada cual percibe desde su vivir, nuestro tiempo, pero que, bueno, ahí queda como un ejercicio más de gimnasia con el que desentumecer las sinapsis y sus neuronas. 

Y ahora a preparar mi macuto. Esta noche vivaquearé en un lugar muy particular, las salas del aeropuerto de Niza. Mañana ya estaré de camino hacia ninguna parte, puro vagabundear por los Alpes. 





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