El Chorrillo, 17 de febrero de 2025
No sé quienes son, imagino que gente de esa que teniendo un solo culo son propietarios de una docena de coches, un cuarto de culo para cada automóvil. Aparecen en la portada de Infolibre.es junto a un artículo que lleva el título de “Las energéticas españolas importaron en 2024 más de 2.000 millones en gas y petróleo de Rusia”, así que imagino que serán los grandes representantes de las energéticas de este país. Esos rostros es lo que más me ha llamado la atención en mi visita diaria de diez minutos a las portadas de los periódicos.
¿Valdrá aquí aquel dicho de que una imagen vale más que mil palabras? Si los gestos de Trump nos ponen sobre la personalidad de ese personaje, soberbia, desprecio por los que no piensan como él, vanidad, insolencia, primitivismo, venganza, aquí se hace lo que yo mando, la fotografía que encabeza este post es ilustrativa de ese sentimiento de autosuficiencia de quien está por encima del bien y del mal porque todo lo tenemos atado y bien atado y por mucho que pataleéis la sartén por el mango está ahí para quien quiera probarla.
Conchabados como están para seguir nutriendo sus bolsillos, obsérvense las jetas una a una. No tienen desperdicio. El personaje de la derecha se chotea a carcajada batiente, ¿de qué? Lo hace con una espontaneidad tal de quien está oyendo a Gila contar los mejores chistes de la guerra, ¿Oiga, es el enemigo?, que si puede parar la guerra un momento. Buen chiste, sí señor, piensa este señor gordo riendo a carcajadas. Se ríe de su propio chiste y los otros, cándidamente acogidos por el calor de la tribu, sonríen, miran circunspectos, alguno con un rictus de suficiencia que tira patrás. El personaje sobre su cabeza le sonríe el chiste, esas cosas de X, y piensa para sí: en eso estamos. Se siente acogido por el calor de la tribu, la tribu del dinero, la que manda en este país mal que nos pese.
La sonrisa del personaje de la izquierda es más comedida, simplemente sonríe la gracia como quien al tanto de lo que se cuece en la tribu y saca sus réditos de la confraternidad con los otros miembros, se conforma con ser espectador de la circunstancia.
Sin embargo el palmarés de este breve espectáculo mañanero se lo llevan los personajes de en medio, imagino que algún presidente de Repsol, Telefónica o similar; la elocuencia de sus gestos son un canto a la autosuficiencia, gestos de emperadores que miran despectivamente al personal de abajo y que arropados por los colegas de su condición se sienten en esos foros como en su casa. ¡Qué me vas a decir a mí!, dice ese rostro sonriente y socarrón del centro derecha que tanto se parece al sarcasmo, somos los reyes del mambo, estamos en familia, somos primos hermanos. Cara de listillo que se las sabe todas y mira a al patio con la condescendencia propia de los elegidos que no tienen que rendir cuentas a nadie. Gente que levanta un dedo y sin mover un músculo de la cara puede mandar al paro a miles de personas.
Pero ¡ah!, el personaje de centro izquierda se lleva el palmarés de la instantánea. En su gesto está todo eso que es necesario saber, todo eso que da el poder y el dinero. Probablemente un amante de la música de Bach al modo que lo eran los oficiales alemanes amantes del arte que no tenían ningún reparo en mandar a los judíos a los hornos para gasearlos. Son tan poderosos, están tan lejos de la realidad de la calle, tan metidos en sus mangoneos y en hacer números y números con esos infelices que contribuyen cada día al aumento de sus fortunas, que en absoluto se inmutan siquiera con el chiste del vecino. Suelta una media y distante sonrisa porque apenas le da el ánimo para hacer otra cosa. Tiene tan lo suficientemente bien asentadas sus posaderas en la vida que puede permitirse el gusto de sonreír desde la distancia. Gesto de quien la fortuna y el poder se le ha metido por todos los entresijos del cuerpo de tal manera que puede mirar al mundo como quien lo mira desde las alturas de los cielos, vamos, como Dios Padre.
Curiosos personajes que viven en su mundo envueltos en la burbuja de abultados beneficios y que de tanto en tanto se reúnen, cuentan chistes, y se muestran al mundo relajados, sonrientes, con la conciencia de no haber roto un plato en su vida.
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