viernes, 23 de febrero de 2024

Encogerse de hombros




El Chorrillo, 24 de febrero de 2024

En ocasiones pasa el tiempo por uno con la lentitud y la lucidez propia de quien estando de vuelta de todo, perdida la esperanza de que se haga justicia y los idiotas de este mundo, grandes magnates, gobernantes ciegos, sienten cabeza, no le queda otra cosa que encogerse de hombros y seguir viviendo la certeza de que la estupidez se ha apoderado de una gran parte del mundo. Ayer había empezado a escribir una diatriba contra esa señora llamada Ayuso que tanto tiempo hace debería estar en la cárcel acusada de haber dejado a más de siete mil ancianos morir a su suerte, a su dolor, pero diez minutos más tarde había mandado el texto a la papelera. Son mayoría, irremediablemente mayoría, ellos, el facherío y sus aledaños. Son mayoría los que defienden el genocidio sobre los palestinos, siempre son mayoría los cretinos.

No es un estado de ánimo con el que se pueda comenzar el día muy contento. Antes existía la gente bien y el populacho; hoy, como vivimos en democracia sigue existiendo la gente bien, los que cortan el bacalao y “los otros”. Los otros, los que apuestan por organizar un mundo un poco más justo y los que prefieren estar al sol que más calienta, sólo cuentan para depositar un voto en las urnas cada cuatro años. Basta mirar el mundo hoy, qué países defienden las matanzas de Israel, quiénes avalan las muertes de ancianos en Madrid, quiénes engrosan beneficios astronómicos, quiénes desean amordazar a la prensa, quiénes desean extraditar a Julian Assange.

Encogerse de hombros, meter la cabeza dentro del cascarón y esperar pacíficamente a que el planeta reviente. En la perspectiva de lo poco que nos dura la vida no sería una mala opción. Total, con la poca cosa que somos... Leo estos días Cartas a su hijo, de Lord Chesterfield, una interesante correspondencia de principios del siglo pasado en la que el lord aconseja a su hijo sobre la vida y el modo en que se ha de comportar en sociedad, y que cuando se refiere a las clases inferiores, actrices, bailarinas y demás usa el término de “escoria humana”, un calificativo sin tapujos que hoy no usarían contra los palestinos los que apoyan las matanzas pero que corroboran de hecho con su actitud.

La idea de que estamos en gran parte gobernados por gente enferma, que la economía mundial está dominada por gente enferma, de que locos de atar gobiernan de un modo u otro el mundo es tan evidente… Basta con subirse a la cumbre de una montaña y mirar el jaleo que se produce en el llano a sus pies. Basta cerrar los ojos, pensar que nos moriremos en un par de días, basta contemplar a continuación las pasiones, los millones que acumulan unos pocos, sus aspiraciones materiales… Pero no, malditos ciegos que no quieren ver la evidencia, que viven consumidos por las ganancias, por estar encima de los otros, por tener más que el vecino, por aprovecharse de cualquier circunstancia a mano, por…

El provecho como motor del comportamiento. Pobres. Ayer una empresa privada norteamericana logró poner un dispositivo sobre la superficie de la Luna. Un gran logro técnico. Uno de los responsables decía esta mañana en el periódico que esperaban sacar buen provecho de este alunizaje. Probablemente si este individuo hubiera estado dentro de ese dispositivo y contemplase con sosiego desde la Luna el planeta Tierra con el sosiego que podría contemplarlo el Principito, otro gallo cantaría. Una patada en el culo, colocarle allá sobre la cima de un volcán en posición de loto y hacerle meditar una temporada sobre la esencia y la condición del hombre. A lo mejor ello le hacia pensar de otro modo.

Si además de eso se quedara allí mucho tiempo y pudiera escuchar música, leer poesía y mirarse largamente el ombligo… Ya me le imagino tragando saliva extasiado mientras le llega hasta la Luna algún fragmento de la mejor opera a través del Spotify que les sirven los de la NASA desde la Tierra. Vida tranquila y tiempo para pensar... 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario