sábado, 6 de mayo de 2023

Canal Roya, parque natural muy a mi pesar



En el AVE de Madrid – Zaragoza, 6 de mayo de 2023

Muy a mi pesar porque frente al peligro de que el Pirineo sucumba ante la codicia de los inversores dispuestos a sacar dinero debajo de la piedras, opto por defenderlo mediante la creación de un parque natural a sabiendas de que después vendrán otros, los llamados administradores de parques, generalmente personas ajenas a los usos y tradiciones montañeras, a buscarle cinco pies al gato y a convertir el parque en un hervidero de absurdas prohibiciones.

En un país como el nuestro, tan proclive a echar mano de los prohibidos manu militari dejando el campo abierto  para que la guardia civil se te eche encima alterando la magnífica soledad de la montaña, dudoso es que, dada la experiencia que tenemos en Guadarrama, allá puedan en algún momento encontrarse gestores dignos de tal nombre.

Es penoso pero es así, que los que defendemos el medio ambiente tengamos que lamentarnos de la muy inepta y disparatada gestión de un parque en mano de gestores  absolutamente ignorantes del medio que deben gestionar, ignorantes de los usos tradicionales de siglos como el vivac o el uso de la tienda de campaña como refugio contra la lluvia y el frío, ignorantes de que, salvo excepcionales circunstancias de conservación, nadie  puede prohibir indiscriminadamente de manera general el uso de los senderos. Lamentarnos porque gente salida del pensamiento totalitario fascista, precursores de un 1984 orwelliano, hayan invadido nuestra querida sierra manchándola con la infamia de la presencia de tales gestores. Vándalos incluso que se han atrevido a destruir los vivacs de Peñalara, abrigos consagrados por las costumbres y el amor de generaciones de montañeros. Advenedizos, inconscientes, creídos, papanatas del medio…

Me dicen que dentro de poco por NUESTRA SIERRA  sólo vamos a poder caminar por donde a ellos les dé la gana. Ellos que parecen no haber caminado por nuestra sierra más allá del parquing de Cotos, aséptico subproducto de una sociedad de masas de nula imaginación, ellos, esta peste que nos ha caído encima por desgracia…

¿No estamos ya con esta gente en el entorno de una distopía?

Se entiende, sí, por dónde van los tiros. Imagino que serán prohibiciones que no afectarán a las vacas o a los zorros, ellos seres agraciados que no tienen que aguantar la ignorancia, la falta de respeto y el deficiente riego sanguíneo que sufren tales administradores.

No más gestores de parques nacionales que roben la esencia de nuestra relación con la montaña. No más gestores cazurros acarreadores de prohibidos incontrolados, no más administradores ignorantes de la realidad de un mundo en donde el sentimiento de la montaña y la tradición montañera es la primera cosa a preservar frente al indiscriminado arbitrio prohibidor de los gestores. La montaña es mi casa, mi hogar, de ella vengo. Echen abajo el teleferico del Teide y verán cómo se acaba la masificación. Dejen en paz la montaña señores gestores, no vandalicen el medio destruyendo los abrigos rocosos que el tiempo y la naturaleza han santificado. Tiren ustedes de imaginación y no sean vulgares prohibidores. Si tienen alma de pastores cómprense ustedes un rebaño, pero no quieran ejercer de tales con la gente de la montaña que lleva generaciones cuidando el monte, mimándole.

Así, puro arranque mientras la respetable velocidad del AVE nos va llevando en un plisplás a manifestarnos, muy a mí pesar, por creación de un parque natural en Canal Roya, muy a mi pesar porque sí creo que estos actos puedan alejar las amenazas que penden sobre el Pirineo por parte de ese monstruo de múltiples cabezas dispuesto a convertir en puro cemento nuestros queridos valles. Palabras precipitadas, probablemente algo inconexas, palabras de indignación por cómo se interpreta la protección del medio, pero que son palabras que encierran un profundo amor por las montañas que son desde una muy temprana juventud el alimento del alma, la sal y la gracia que nutren en su estar en ella nuestro ser caminándolas, durmiendo bajo el dosel de sus cielos estrellados… que es el placer de contemplar su belleza única cuando el sol se acuesta o se levanta, cuando el manto del firmamento se despliega frente a mi vivac y mis admirados ojos quedan prendidos de tanta belleza, del milagro de la moche, del silencio, de la paz que llega a mi espíritu cuando me retiro a una cumbre a pernoctar como quien lo haría de rodillas en la semioscuridad de un templo.

 

 

 

 


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