miércoles, 12 de enero de 2022

Garzón: Lo que es oportuno y lo que es de justicia

 




El Chorrillo, 12 de enero de 2022

Lo curioso del caso es que generalmente muchas de las entradas que se me ocurren últimamente nacen en esa media hora que dedico por las mañanas a ejercicios de mantenimiento. Hoy haciendo la plancha, dos minutos el cuerpo en ángulo recto apoyados los antebrazos en el suelo, me acordé de un reciente intercambio de ideas que tuve con José Manuel. Estoy haciendo sentadillas, flexiones, torsiones, tijeras con las piernas y uno u otro tema empieza a bailarme en la cabeza. Y así mis ejercicios siguen adelante su rutina mientras mi cabeza se empeña en organizar algunas ideas dispersas que han empezado a transitar por mi cerebro.

Hoy me toca saber cómo se resuelve ese dilema tan común que se abre entre lo que se debe hacer, lo que es conveniente o lo que es oportuno, variaciones sobre una posible conducta ante una realidad que nos apremia. ¿Debería Alberto Garzón haberse guardado para otra oportunidad sus declaraciones sobre las macrogranjas? ¿Han sido oportunas estas declaraciones pese al intento de la derecha de querer fabricar un bulo con lo que no se ha dicho? ¿Debe prevalecer la veracidad de unos hechos o ha de ocultarse la realidad de los mismos en función de una cuestionable idea que dice que haciendo estas declaraciones, teniendo tan cerca unas elecciones en Castilla-León, se puede perjudicar a la izquierda?

Yo desglosaría el asunto así: Existe la común creencia de que  la sociedad avanza a través de pequeñas o grandes crisis que ponen en cuestión verdades asumidas o hechos que aceptamos de mala gana. Yo he pasado en mis largas caminatas por toda la península muchas veces junto a macrogranjas y siempre me ha dado repelús ver el espectáculo que en ellas se ofrecía. Dos, tres pisos en una gran nave de miles de pollos con nulo espacio entre ellos, con la luz encendida día y noche para que hagan lo único que pueden hacer incapacitados como están para moverse: comer y defecar; granjas de cerdos en parecidas situaciones. No muy lejos de mi casa existe una de esas macrogranjas, ésta de vacas. No tienen sitio ni para sentarse en el suelo, de pies unas contra otras desde que nacen hasta que las llevan al matadero. He contado alguna vez de estas granjas en mi blog cuando me las he encontrado en mis caminatas. Todo el mundo sabe de ellas, pero nadie se lo cuestiona y nosotros, consumidores con tendencia a comprar lo no caro, incentivamos con nuestra compra esta manera salvaje de tratar a los animales, algo que sucede con la fruta que no sabe a nada y con tantos productos que comprándolos como los compramos, con la vista, el productor hace lo propio, dar productos bonitos, aunque no sepan a nada, y en el caso de la carne, carne barata pero de mala calidad. La culpable directamente de este atropello es la industria ganadera, pero… ¿no seremos nosotros a la postre los verdaderos culpables que a través de nuestros hábitos incentivamos este tipo de industrias?

Ver en primer plano un problema, una realidad, como sucede en estos instantes tras las declaraciones de Garzón, hace posible que la sociedad ponga su atención en la conveniencia o no de las macrogranjas, hace visible un problema que, diluido en la evanescencia del día a día, oculta una realidad que una sociedad no debía tolerar. Por tanto, si queremos atajar problemas que atañen a todos, hay que conseguir que éstos salga a la luz en los medios, se discuta y se intente buscar soluciones efectivas.

Pero como la realidad monda y lironda está hecha también de intereses particulares que lucran bolsillos y hacen del mercado un elemento político, ahí tenemos una herramienta útil de esta derecha necia y estúpida que ayer defendía a las eléctricas y hoy niega que existan en España las macrogranjas. Tan de borregos está lleno el patio, que incluso hasta la mayor de las necedades puestas en el pico de los “líderes” de esta execrable derecha, sirve para que el rebaño siga balando en las redes o en las páginas de los periódicos cebados por los lobbies. Oportunas son estas cosas para un rebaño para el que todo lo que dicen los fabricantes de infundios de la derecha son irrefutables verdades, fresco pasto con que alimentar la debilidad de su materia gris.

Creo firmemente que son oportunas las declaraciones. Ayer la famosa etóloga y primatóloga Jane Goodall entraba a través del ElDiario.es en la polémica de las macrogranjas y pedía que España liderara su prohibición haciendo hincapié en los nefastos efectos  que produce la ganadería industrial y las macrogranjas en el medio ambiente, en los humanos y en los animales. Le decía yo a José Manuel que no solamente me parecían oportunas estas declaraciones, sino que situaciones así las consideraba como un vehículo necesario para que la comunidad pueda analizar y cuestionar muchos de sus actos que quedan ocultos en la complejidad del mecanismo social.

Desde el punto de vista de la oportunidad de la declaración en estos momentos, de si puede afectar negativamente o no al resultado de las elecciones, creo que habría que distinguir la repercusión que pueda tener en dos ámbitos diferentes: uno, en los propios políticos y sus adláteres que se benefician de tal sistema de producción, y dos, los votantes y el público en general, que aunque una parte considerable de él esté dispuesto a alimentar con su voto un estado de injusticia distributiva, a la larga a la gente le gusta comer bien; y ya puestos a votar considerar esa llamada España Vaciada que cada vez está tomando más fuerza, lo que significa que en defensa de sus intereses obviamente no se va decantar por una ganadería intensiva que merma sus puestos de trabajo sino por aquella extensiva que es la que da de comer a la mayoría y mantiene un trato con los animales más saludable y natural.

Pedro Sánchez, que últimamente está perdiendo relevancia frente al trabajo de sus compañeros de coalición encabezados por Yolanda Díaz, no ha querido mojarse en el caso de Garzón y sólo se ha atrevido a lamentarse por los hechos (Maldigo la poesía de quien no toma partido, / Partido hasta mancharse…). Y es que en el gobierno está habiendo un cambio relevante en el reparto de posiciones dónde el jefe del ejecutivo, empeñado en adueñarse de los logros de sus compañeros de coalición, ha pasado a anunciarse como parte porque acaso la Vicepresidenta ha conseguido presentarse como el todo. Las fichas están sobre el tablero y las estrategias siguen en juego, pero es un alivio comprobar cómo esta derecha hecha del inútil esfuerzo de echar abajo todo lo que se fragüe al otro lado de sus filas, puede llegar a convertir en boomerang sus desenfrenados actos de acoso y derribo.

Resumiendo, que lo que es oportuno prevalezca sobre lo que es de justicia lo único que demostraría es que la sociedad no está preparada para asumir con propiedad la resolución de sus problemas, algo que aprovecha a cada oportunidad la derecha, venga o no a cuento, faenando con bulos y falsedades en los caladeros de la ignorancia.

 

 


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