El Chorrillo, 4 de octubre de 2021
Hay
asuntos que pese a ser tenidos por ficciones, la existencia de Dios, por
ejemplo, en otras épocas la legitimación divina de las monarquías, y así un
millar de temas más, no adquieren la convicción de meridiana claridad en uno
hasta pasados muchos años. Ficciones que hoy mismo tienen una determinante
importancia en la geopolítica del mundo, como por ejemplo esa que mantiene al
pueblo de Israel expoliando a los palestinos basándose en la mitología de
Las
ficciones no serían nada en sí mismas si no hubiera millones de personas que
las sustentaran; el poder de la ficción nace no de la ficción misma, sino del
hecho de que haya suficiente número de personas que la sustenta. La idea
medieval de que Dios había otorgado poder terrenal al monarca se sustentaba con
la ayuda de
Hoy he
dormido mal y aunque trato de despabilarme escribiendo tras la comida, el sueño
me nubla las ideas. Pruebo a despejarme dando un paseo por la parcela. El
veranillo de San Miguel ha dejado pequeños brotes verdes por todos los lados,
la hiedras que envuelven la caseta de las herramientas salen como gateando de
los límites que les he fijado e invaden con su intenso verde el prado cercano.
Tendré que segarlas pronto, pienso. Más allá las chumberas, que llevaban varios
años plantadas y que la nieve del pasado invierno derribó y redujeron a la nada,
empiezan ahora a sacar nuevos brotes a ras de tierra, esa fuerza que tiene la
vida en la naturaleza para plantarle frente a las dificultades. Son unos brotes
como puños de niños, ovalados y llenos de tiernos pinchos. Tras la lluvia de
esta mañana los verdes se han hecho más intensos. Es bonito tener sueño y poder
abrir la puerta y salir a pasear por el bosque, ese que creció año tras año
producto de nuestro trabajo y nuestro esfuerzo. Más allá veo cómo las
alcachofas, que andaban invadidas por los hierbajos, ahora, después de arar a
su alrededor, brotan con ganas de vivir entre
la tierra negra y el compost; o el níspero que también quedó apabullado por el
peso de la nieve y en cuyas ramas empiezan a brotar los primeros indicios de
flores. Continúo mi paseo. Junto al prunus, que marca la entrada en la antigua
huerta, han brotado por su cuenta dos nísperos de grandes hojas que llevan
camino de hacerse vigorosos árboles en unos años. Retorno a la choza, trato de
recuperar el hilo.
Es
cierto que sin ficciones no podríamos vivir. El dinero es una de ellas, es tan
sólo real en tanto en cuanto alguien dé valor a un billete y los otros lo
acepten. En caso contrario no hay cáscaras. Un millón de pesetas hace veinte
años era mucho dinero, hoy no tiene absolutamente ningún valor. Imagino las
ficciones en un plano similar al que ocupa la labor creadora del hombre desde
remotos tiempos. El hombre primitivo crea herramientas, descubre cómo
calentarse y protegerse del frío, habilita cuevas, construye habitáculos,
inventa la rueda, pero hay otro orden de cosas que el hombre crea. Aquellos
hombres más adelante necesitaron algún tipo de ficción para no sucumbir al
desánimo. Así como el niño pequeño busca el consuelo o la ayuda de mamá cuando
tiene algún contratiempo, el hombre primitivo vio en el sol o en la lluvia el confort
y la solución para algunos problemas vitales como el desarrollo de los
cultivos. Y así, de la misma manera que antes había creado las puntas de lanza,
el hacha primitiva, creó en su imaginación la ficción de un dios que trajera
las lluvias cuando era necesario. El sol representaba la germinación, el calor
y la luz, eran realidades que servían a la vida y al bienestar de la gente.
Y de parecida manera a cómo antes habían inventado
herramientas que facilitaban el trabajo o mejoraban las condiciones de vida,
ahora necesitaban inventar, crear, creer en algún ser sobrenatural en quien
buscar consuelo o que propiciara una buena cosecha. El hombre trasciende por
primera ver el plano de lo material y está a punto de crear una herramienta conceptual
que en la historia posterior va a tener tanta importancia como el descubrimiento
de la rueda o el fuego. El hombre crea la ficción más maravillosa que pueda
imaginarse, primero es el dios sol que formará parte de tantas remotas
mitologías y que pasa a ser venerado por prácticamente todas las antiguas
civilizaciones. El dios Sol se convierte en el origen del calor y la vida.
Y el hombre sigue creando no solo la rueda, la palanca,
los vestidos, las herramientas, más tarde necesitará librarse de algo que le
apesadumbra, la muerte. El hombre necesita entonces más ficciones para vivir y
en su imparable capacidad de creación necesita otra ficción más que lo librará
de la muerte y lo haga eterno. Se está produciendo en la historia de la
humanidad la cuadratura del círculo.
Me parece que me están llamando. La hortelana requiere mis
servicios para colocar en la despensa el cuantioso pedido que los de Mercadona
han dejado en el porche. Así que finito por hoy.
Una curiosidad. En el momento en el que yo subía al Twitter este post, la primera entrada que tenía arriba en la página era de Carlos Suárez volando en similares circunstancias que se daban en la imagen que yo había compuesto con mi propia silueta.
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