El
Chorrillo, 2 de febrero de 2021
Creo
recordar que la trama de El Decamerón se teje sobre una situación no muy diferente a la nuestra; la peste se
había apoderado del país y ellos se aíslan, se confinan, decimos ahora, y pasan
el tiempo urdiendo historias esperando la venida de tiempos mejores. Nosotros
no tramamos historias, pero algo de ello sí se puede hacer. No es muy diferente
la situación actual en donde el ochenta y tres por ciento de los fallecidos por
el Covid se sitúa entre los septuagenarios, los octogenarios y los
nonagenarios, todos población de riesgo a la que más vale quedarse en casa
hasta que esto pase. Bien, aquellos personajes, para paliar este aislamiento,
hilvanaban en sus horas de ocio historias eróticas con las que matar el tiempo
de parecida manera a como Sherezade prolongaba su vida con sus relatos de Las
mil y una noche, no fuera a ser que el sultán no estando pendiente de la
historia de la noche posterior decidiera cortarle el gaznate. Pues al hilo de
estas enseñanzas de la literatura clásica, a un servidor días atrás se le
ocurrió organizar una expedición de septuagenarios a
Así que siguiendo con el cuento, y para que la
diversión no decaiga, hoy se me ocurrió que una buena solución adicional sería hacer
buenos amigos con los que estar en desacuerdo. A algunos esto les puede sonar
chungo, pero puedo asegurar que mi experiencia me dice lo contrario. Lo vengo
descubriendo desde días atrás. Un buen amigo con el que comparto mi afición a
la montaña, un erudito en tantas materias, se me ha mostrado tras unos pocos
intercambios de correo a raíz de temas en los que no estamos de acuerdo, como
un magnífico ejemplo que experimentar con otros posibles discutidores,
amiguetes que gustan de conversar, poner puntos a las íes, o a las haches, si
llega el caso, amigos especialmente con los que no estés de acuerdo en todo
porque entonces lo has jodido, ahí no hay quien saque diversión ni con forceps,
porque en esencia para divertirse hay que discrepar. ¿De qué coño vamos a
conversar tú y yo si los dos pensamos lo mismo? Tú del Atleti, yo del Atleti;
tú de Podemos, yo de Podemos; no, no, nada que hacer, o se es del equipo
contrario o nada. Amigos con los que discrepar sobre la mierda que es la
justicia cuando el otro piensa que la justicia está fetén, con los que
discrepar si Sebastián Álvaro es
un santo que ha hecho grandes aportaciones al montañismo nacional o si por el
contrario es un creído al que la fama le ha deteriorado el sentido común; con
los que discutir sobre si Puigdemont es un prófugo o un exiliado; discutir
sobre política, sobre justicia, sobre la existencia o no de Dios, en fin sobre
El
aburrimiento que puede acarrear estar de acuerdo en todo puede ser letal par esa
parte del cerebro que alimenta la curiosidad y las ganas de pelea, así que iros
apuntando, y todo ello a través de esos maravillosos inventos que tanto
ponderaba el amigo Gustavo en su blog hace días, en este caso a través del
ciberespacio, al punto de con un guiño irónico deducir “que en breve plazo
estaremos en condiciones de teletransportarnos: hacia el futuro o, dando marcha
atrás, para saludar a cualquier neandertal convertido por un rato en
contemporáneo”. Una cuestión que me tiene intrigado dado que con toda
probabilidad, como me explicaba el otro día mi amigo el estrellero, que me contaba
que cuando él hace una observación con clientes, para que entiendan el concepto
de tiempo-luz, les explica que si en Andrómeda hubiera un planeta con vida
inteligente y con tecnología suficiente, lo que en teoría estarían viendo en el
momento actual serían los últimos dinosaurios y a los primeros homínidos
caminando a cuatro patas; estarían viendo lo que sucedía hace 2.500.000 años,
que es el tiempo que ha tardado la luz de la tierra en llegar a Andrómeda.
Por
cierto, que encontré hoy un comentario en el blog de Gustavo que me llenó de
gusto. Lo apunto aquí, no se me vaya a olvidar. Sí, hago un aparte, yo había
especulado esta tarde con algo que acaso roza la teoría de la relatividad o la
física cuántica, de las que no tengo ni puñetera idea, pero de lo que tan bien
queda hablar (qué listo es este chico, diría alguno, si no se le tiene al tanto
de mi ignorancia) y… Bueno, y yo me pregunto: ¿por qué no decir del todo en lo
que estaba?
Sí,
mejor hagamos un paréntesis, que ya se sabe que en un diario debe caber todo. El
caso es que había comenzado a escuchar
Que
esto tenga que ver con el comentario de Gustavo, con las enseñanzas de Paco, o
con el resto de los párrafos, sólo Dios lo sabe. Cierro el inciso para volver
al comentario del que hablaba y que pertenece a drlopezvega; rezaba así: “Cuando
se extendió el DVD y no digamos el iPod, bailando sobre el cadáver del vinilo,
al muerto solo le quedaba aguardar el fuego crematorio, con esa paciencia
inmóvil que tienen los muertos. Sin embargo, lo que parecía una mueca fósil era
una sonrisa sardónica en espera de una pronta venganza. Alguien ha bajado de
Lo
dicho: se buscan amigos con los que estar en desacuerdo :-).
Y encima te gusta el ajedrez!!! ¡Ojalá pudiéramos echar una partidita cualquier día!
ResponderEliminarCuando tengas un rato lo hacemos, si te apetece. Juego regularmente de vez en cuando con un amigo que vive a muchos kilómetros de mi casa. Cuando te apetezca me das un toque y te mando el link por email para iniciar una partida. Soy aficionado aficionado, eh... sólo que entre otras cosas llevo una temporada que lo he resucitado y que como he comprobado que además de apasionarme me está ayudando mucho en cosas como la atención y la concentración, pues en ello estoy.
EliminarEl problema es que nunca he jugado a través del ordenador; sólo presencialmente...
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