sábado, 30 de enero de 2021

Junqueras. Vivir en la resistencia

 



El Chorrillo, 31 de enero de 2021

 

Me pregunto esta mañana por qué este titular de periódico me alegra ese rato de pasar una somera revista a los titulares de la prensa. Creo que es el enfrentamiento con todas las fuerzas de la reacción y su maquinaria legislativa y judicial lo que me hace mirar la noticia con gusto. Contemplar que en ese martillo pilón que es el obsoleto y reaccionario ménage à trois, o a tropecientos, que impera en España, al fin y a cabo se puedan abrir resquebrajaduras es un alivio; que sí, que aunque la esperanza sea un clavo ardiendo, no hay más remedio que seguir agarrado a ella.

Que yo no esté en absoluto de acuerdo con los independentistas, aunque sí con el hecho de no poner cortapisas a la libertad de expresión, caiga quien caiga, quizás pueda ayudar a quitar marras al asunto y no entrar en la controversia a que nos tienen acostumbrados los políticos y los medios en relación a los ciudadanos catalanes. No entro en si independencia sí o independencia no, lo que viene a cuento de mi interés por el titular que encabeza estas líneas son en esencia dos cosas, primero la defensa inquebrantable de la libertad de expresión para todos, para opinar en una papeleta si quieres o no la independencia, si quieres o no pertenecer a la OTAN, o para lo que sea y, después la necesidad de seguir resistiendo a las fuerzas reaccionarias de siempre que, asentadas como están en las instituciones del Estado, continúan ejerciendo desde ellas un poder totalmente incongruente con los criterios de justicia e imparcialidad.

Que la política es un barrizal donde lo justo y equitativo está muy por debajo de los intereses particulares de los partidos o de aquellos que los apadrinan, es una verdad tan obvia como que la noche sigue al día. Que el poder legislativo sirve a los intereses particulares de los grupos de presión, es otra verdad que debería colgar como el cuadro del rey sobre los despachos oficiales de todos los que tienen capacidad de decisión en el país, algo así para que de  continuo no nos llamemos a engaños y nos expongamos a esas tonterías que oímos de continuo sobre que todos somos iguales, y que un día y otro también aparecen cínicamente en las bocas de tantísimos.

Cuando éstas, que son verdades de cajón, y que no necesitan ningún hisopo que las bendiga, adquieran en la mente de los ciudadanos el relieve que necesitan, entonces, y sólo entonces, será posible empezar a construir una convivencia que no se asiente sobre ese marco referencial que es la mentira y que por consiguiente tengamos la posibilidad, llamando a las cosas por su nombre, de desenmascarar a toda esa banda de fulleros que usan las instituciones para lucrarse o para mantener a salvo los privilegios de que siempre disfrutaron. Asentar la convivencia sobre marcos referenciales que son falsos sirve obviamente a intereses de clase o partido que nada tienen que ver con el bien general.

Cuando esta mañana veía el titular que encabeza estas líneas, lo que él me sugería no era otra cosa que la esperanza de que la probabilidad de pequeñas resistencias terminaran algún día en poner a remojo a algunas de las más pervertidas instituciones del Estado entre las que la Corona y el sistema judicial ocupan, junto a los escaños del parlamento más afines al franquismo, un frente que a toda costa hay que resistir. Cuando Junqueras dice que “No les demos el gusto de creer que pueden ganar porque nos encierran”, no hace referencia a otra cosa que no sea la impunidad con que los distintos poderes actúan en contra de la libre expresión y determinación de los ciudadanos. Una parcela de la realidad, que de ser ampliada poco a poco, “no nos callarán”, sí podría ser el camino para acercarse a un estado de convivencia en que la imposición y la fuerza no sean los agentes omnipresentes ante las posiciones encontradas.

Entiendo como un marco de convivencia aquél en el que ésta es llevada a cabo con el acuerdo de una mayoría suficiente. El problema de Cataluña se habría ido al carajo desde hace mucho tiempo si no hubiera sido por el comportamiento cerril de una derecha que con su ineptitud y conducta cerrada a cal y canto a cualquier otra consideración de los interlocutores, lo único que ha hecho ha sido fomentar el crecimiento del número de independentistas.

¿Qué sucedería si hiciéramos una larga lista de los asuntos que han ocupado las portadas de los periódicos en estos últimos años y frente a cada asunto, el rey emérito, Alsasua, los pelotazos de la Gürtel, el desmadre de Madrid, los 25 millones de fusilados españoles del general franquista, los  inmigrantes explotados, un largo etcétera, se organizaran multitudinarias manifestaciones que dejaran sordos a los que ocupan los despachos de las instituciones del Estado? En un contexto así situaría yo las palabras de Junqueras. La arbitrariedad de los distintos poderes se asienta sobre los  brazos caídos de una población que está domesticada a través de lo medios o que vive fagocitada por un modo de vida donde  la posibilidad de indignarse por una injusticia hace mucho que desapareció al amparo de un pensamiento generalizado en el que siempre son los otros los responsables de mejorar el mundo en que vivimos.

Medrar a costa de que otros nos solucionen los problemas, callar, tragar, asentir y aquí paz y después gloria. Así que bienvenidos sean los hombres y mujeres que, aún defendiendo una independencia que no comparto, siguen ejerciendo su derecho a expresarse pese a toda esa reacción que asienta sus posaderas en las poltronas del parlamento y del gobierno.

 

 

 

 

 


4 comentarios:

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    1. Seguro que no habrá muchos que digan lo mismo. Se ha sembrado una inquina tan grande contra los catalanes en este pais...

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  2. A esta democracia le falta profundidad. Y sentido común para su evolución hacia donde soñábamos cuando bajo la bota del franquismo. Sin embargo, los próceres no parecen en la misma línea...

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    1. Hace tiempo que huyó de los temas de política, pero es que llega un momento que tienes que reventar. Hoy volví a la carga y ya me arrepiento porque seguro que me dispara la tensión :-).

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