El Chorrillo, 10 de
noviembre de 2020
Decir que alguien es
contradictorio a modo de reproche, porque no es coherente en todas sus
decisiones con ideas expresadas anteriormente, es una constante argumental que se encuentra frecuentemente en aquellos
que intentan echar abajo las razones de alguien en base a la incoherencia que
contiene su comportamiento. Anoche me lo encontré sin ir más lejos en un largo
post de mi amigo David que arremetía contra la reforma en ciernes de la escuela
concertada. Mi primera intención al empezar a escribir venía dada por la idea
de hacer una defensa de cierto grado de incoherencia en la que vivimos casi
todo el mundo. Nos jode lo de Amazon porque deja con el culo al aire a los
pequeños comercios, pero seguimos comprando en Amazon, yo en particular que
vivo en mitad del campo y me llega desde cualquier parte del mundo lo que
necesito y por tanto, entre otras cosas me protejo del Covid no saliendo de
casa; necesitamos echar abajo los argumentos de alguien y en vez de servirnos
de otros argumentos, señalamos la incoherencia de ese alguien que defiende la
escuela pública pero lleva a sus hijos a una escuela privada o concertada… A
ese tipo de cosas quería referirme, pero en el camino me encontré con otro
asunto al que enseguida desvié mis preferencias: quise aclararme sobre la
sinrazón de la existencia de una escuela concertada en un país donde la
enseñanza pública ha venido siendo esquilmada de profesores desde hace décadas por
razones presupuestarias. En una situación así ¿es lógico seguir derivando
cuantiosas partidas del presupuesto común hacia una escuela privada, que bajo
el nombre de “concertada”, atiende netamente a intereses privados?
Creo
que para mayor claridad de los asuntos no conviene mezclar ideas y usarlas de
manera indiscriminada a la hora de apuntalar un tema cuando ambas no guardan
relación. Deducir que la ministra ha mostrado su confianza hacia la enseñanza
concertada, así en general, por el hecho de llevar a sus hijas a una escuela
concertada, creo que es argumentar en falso por la sencilla razón de que de
quien se recibe la educación no es de un ente abstracto bajo el que se pueden
cobijar ideologías, elitismo y una posible concepción de la educación ajena a
un servicio público esencial que debe prestar el Estado, sino de unas personas
de carne y hueso. Antes de cualquier argumento, creo, en pro o en contra de una
escuela pública o privada merecería la pena dejar bien sentado que lo que
queremos para nuestros hijos es una educación de calidad, venga ésta de donde
venga. Yo abogo en términos generales por la escuela pública, pero no me
ruborizaría en absoluto si hubiera decidido llevar a mis hijos a determinada
escuela privada, y fundamentalmente porque la educación/enseñanza esencialmente
la imparten personas concretas, que pueden ser incompetentes, indolentes y
vagas y no importarles un comino el trabajo que están haciendo o bien, puede
suceder lo contrario. Así que para mí de entrada ni pública ni privada, la
opción es otra, la de que mis hijos estuvieran bajo la tutela de un buen
profesional a cuyas cualidades profesionales se sumaran un puñado de cualidades
personales y morales. Mis tres hijos fueron en EGB alumnos míos en el colegio
donde daba clase. Años más tarde las rutinas del reparto de aulas por los
profesores hizo que mis hijos cayeran en manos de un profesor de moralidad y competencia
muy dudosa. No hubo otra opción entonces que sacarles del colegio y buscar otro
en diferente localidad, unos profesores que estuvieran en la línea de calidad
educativa que buscábamos para nuestros hijos. Creo que fue una actitud
razonable incluyendo la posibilidad de que el costo de nuestra decisión fuera oneroso
y pudiera desequilibrar nuestro presupuesto familiar. Pretender por nuestra
parte que el Estado hubiera asumido los gastos de educación de nuestros hijos
porque no nos gustaba en las manos del profesor en que habían caído, lo
hubiéramos considerado inadecuado y poco moral.
Reestableciendo
el hilo de la argumentación yo apuntaría en primer lugar a ese principio
fundamental de la libertad de los padres a elegir el tipo de educación que
puedan desear. Y siguiendo éste, si prefieren, de parecida manera a como
algunos optan en sanidad por Sanitas, Adeslas o el hospital Quirón en lugar de por
¿Qué es
lo que sigue? Lo que sigue simplemente es que aquellos que prefieren una
determinada educación acorde con sus ideas, su bolsillo, su elitismo, la clase
social o religiosa a la que pertenecen, deseando una particular educación para
sus hijos, pretenden que esta singular predilección sea sufragada por el
Estado. A mí no me gusta la sanidad promovida por el Estado y entonces me busco
otro modo de solucionar mis problemas sanitarios en el ámbito de lo privado… y
además que salga de los Presupuestos Generales del Estado. Como argumento esto
parece tan simple y a la vez tan fuera de razón que cuesta entender cómo tantas
personas, pretendiendo anexar la libertad de elección de centro al hecho de que
el Estado corra con sus particulares predilecciones, tratan de confundir a
lectores despistados que no caen en que todo privado deseo debe ser asumido
monetariamente por quien busca particulares y personales servicios.
¿Sucederá
como siempre que el Estado tenga que socializar los agujeros de la economía
privada, atender a los intereses concretos de grupos de presión y de personas
mientras se desatienden los intereses generales de la comunidad? España es un
país donde el respaldo a los privilegios de todo tipo, clase, condición,
ideología, clero, un largo etcétera, ha sido una constante a lo largo de toda
nuestra historia. Se degrada la sanidad pública a favor de la sanidad privada;
luego llega el Covid, y ahí vemos el resultado. Con la enseñanza sucede otro
tanto de lo mismo. Las ratios de alumnos por aula se han disparado a la alta en
las últimas décadas hasta cifras inconcebibles en vez de seguir un sentido
inverso que permita una educación más personalizada y no la masificación con
que se incrementan las aulas. En esta situación ¿qué hacemos?, ¿seguir
subvencionando a las empresas privadas, a las entidades con fines de lucro, en
lugar de procurar un sistema educativo de calidad para toda la población?

No hay comentarios:
Publicar un comentario