sábado, 26 de septiembre de 2020

“El pueblo está que da asco”

Las calles de Serranillos del Valle esta misma mañana al amanecer 

(Calcuta 1984, en mi primer viaje a La India)


El Chorrillo, 26 de septiembre de 2020

 

El título entrecomillado corresponde a las palabras de una vecina que en un comentario de esta mañana manifiesta, no lo dice con las palabras que siguen, lo leo en su subconsciente, que las prioridades en los presupuestos del Ayuntamiento quiere que se centren en que los servicios municipales le quiten las malas hierbas de la acera de su casa.

Esta mañana nada más abrir el Facebook ya tuve tema para mi diario. Me partía de risa leyendo en torno a la entrada de esta vecina que ha confundido su casa y sus alrededores con el palacio de la Zarzuela, o quizás con el de Versalles. Con los escritos de estos días de mi blog y con los comentarios que van surgiendo relacionados con ellos, cada vez voy entendiendo mejor el entramado vecinal de Serranillos, ese sencillo pueblo del llano del sur de Madrid que con los años ha multiplicado tanto la población como para ser irreconocible en su estado actual. Un servidor, que es un poco paleto y un ignorante, se admira tanto de las aspiraciones de algunos vecinos actuales, aterrizados aquí, parece, como si de una soñada ínsula Barataria se tratara, como apunta un vecino, que casi le entra complejo, pese a llevar cuarenta años viviendo en el municipio, de estar habitando entre señoritingos de la calle Serrano o vecinos de una de las urbanizaciones más ricas del país. No, no es cierto, no me entran complejos, me dan risa las ínfulas de nuevos ricos; pero allá cada uno con su vida, todo el mundo tiene derecho a montarse el belén de su existencia como le plazca o pueda. Ahora, de ahí a querer hacer cargar al municipio con los caprichos personales, nada. El que tenga caprichos personales que se los pague.

¿En qué debe emplear el Ayuntamiento el presupuesto municipal y a cuyos gastos todos contribuimos con nuestros impuestos? Obviamente en servicios que redunden en beneficio de todos y no en beneficio de los que sean capaces de ejercer mayor presión directa o indirectamente sobre los responsables del Ayuntamiento. Un ejemplo, si el Ayuntamiento dedica una considerable cantidad de dinero a seguridad en una localidad en que está ausente la delincuencia, o gasta dinero en un campo para que un grupo dé patadas a un cacho de cuero lleno de aire, o, etcétera y no emplea apenas nada, repito, tan solo un ejemplo, en arreglar los caminos habrá que preguntarse por cuál es la razón de las preferencias. Tras las partidas presupuestarias de un ayuntamiento se esconde toda una filosofía de la vida que me parece no está de más poner en cuestión. Soy un vecino de tantos y como cualquier otro tengo derecho a decir esta boca es mía cuando observo el descaro con que la mentalidad de algunos vecinos pueden inducir a los regidores del municipio a inversiones que según mi parecer están fuera de lugar. Elegir entre policías y armas o cultura, entre cámaras de espionaje o infraestructura, sigo con ejemplos, son unas de tantas tareas en las que la filosofía de un equipo de gobierno trabaja continuamente. De ahí esa necesidad  de que los vecinos expresemos nuestra opinión en orden a conseguir un actividad municipal que favorezca a la mayoría, no desprecie las necesidades de las minorías y tenga en cuenta los objetivos que deben guiar a una comunidad, como es su bienestar, su educación y su clima de convivencia, un difícil equilibrio, ya lo sé. Y antes de que se me olvide, porque lo cortés no quita lo valiente, un aplauso para todo el equipo municipal por la encomiable gestión que están haciendo del Covid.

Como con ejemplos se entienden mejor las cosas voy a referirme a dos casos que conozco de cerca para que quien me lee se haga una idea de la diferencia que hay en atender a las pijerías de nuevos “ricos” (dicho ello con el mayor cariño del mundo y sin ánimo de animadversión),  cuyas prioridades son que les quiten las hierbas a las juntas de sus aceras, y las de otros lugares cuyas prioridades están centradas en aspectos realmente importantes. La primera vez que viajé al norte de Escandinavia, en el año 1969, en lugares como Rovaniemi, en la Laponia finlandesa, y pueblos pequeños de la zona tenían unas bellas y asombrosas bibliotecas enmoquetadas de diseño moderno en donde cada mañana se podían leer prácticamente todos los periódicos principales del mundo, los libros y sus bibliotecas eran un primor, literatura, ciencia, todo. Hoy Finlandia es el primer país del mundo con los resultados educativos más brillantes. Siembra y recogerás. En pueblos remotos del norte de Alaska, a final de los años ochenta, uno de los espectáculos más gratificantes que Victoria y yo podíamos ver consistía en visitar sus bibliotecas; en este caso ya se habían incorporado los ordenadores que andaban dispersos en un edificio bellamente diseñado entre libros, prensa y revistas. Era un placer ver a los niños esquimales, los inuits, tumbados en rincones enmoquetados mientras estaban leyendo un cuento. No faltaban en la biblioteca una amplia discoteca y videoteca que se podían usar tanto de préstamo como dentro del recinto de lectura. Siembra y recogerás. En pueblos así es muy difícil encontrar analfabetos funcionales. La cultura se hace golpe a golpe, verso a verso, como canta Serrat, dando facilidades y habituando a la población desde niños a considerar la biblioteca como un templo donde crecer y aprender a ser persona. Aquí los nuevos ricos prefieren emplear el presupuesto en quitar de las aceras las hierbas.

Segundo ejemplo. Creo que ya he hablado por aquí de mis aficiones a caminar. He caminado por España una cantidad de kilómetros no inferior a veinte mil, repito, más de veinte mil kilómetros (los curiosos pueden encontrar en mi blog de los caminos mis reflexiones). Pues bien, digamos que conozco bastante de cerca cómo son en general los caminos rurales de nuestro país. Bueno, pues puedo asegurar que en Serranillos del Valle tenemos prácticamente los caminos en peor estado del país, de todo el país, caminos sin zanjas de drenaje que se echan a perder aunque les den un leve barniz por encima de vez en cuando porque nadie se ocupa de compactarlos y mantenerlos adecuadamente. El pasado invierno quedaron impracticables prácticamente el ochenta o el noventa por ciento de ellos. Avisé al Ayuntamiento hace tres años de estas anomalías a través del Twitter, hace tres años; me contestaron, nunca había presupuesto… posiblemente porque el presupuesto había de emplearse en quitar las malas hierbas a los vecinos nuevos “ricos” J o en algo sumamente más importante. Últimamente, a Dios gracias, algo hicieron en una de las partes habitadas… aunque con material que les había sobrado de alguna obra (gracias, de todos modos). Caminos como el que parte sin más entre el restaurante El Labrat y la rotonda de la 407, llamado Camino Moraleja, actualmente, y desde hace tres años, tres años, tres años, es imposible atravesarlo con un coche. Les sucede a muchos caminos cuando llueve.

¿Vuelvo a repetir que es que sigue sin haber presupuesto porque hay que limpiar las malas hierbas de las puertas de ciertos vecinos, o porque hay que estar a la última en la tecnología de las pistolas de la policía o que hay que tener el pueblo lleno de cámaras de espionaje para que los nuevos ricos estén contentos? Joder, esta mañana una vecina me decía en un comentario que prefería que fuera positivo en mis escritos. No encuentro otra manera de ser positivo que alertar a los responsables del Ayuntamiento sobre estos deslizamientos que se producen del presupuesto municipal hacia partidas que parece que tienden únicamente a dar satisfacción, eso, ya lo saben, a los nuevos ricos y a los pijos, dicho con todo el cariño del mundo, que prefieren tener sus aceras limpias de malas hierbas a intentar diseñar algo que invite a un crecimiento personal, bibliotecas, cultura, o un tránsito adecuado por los caminos del pueblo (Recuerdo que Serranillos del Valle es un municipio no exclusivamente, no exclusivamente, un centro urbano).

Tengo que volver a indicar, para no llamar a engaño a nadie, que la labor del Ayuntamiento me parece loable, pero que pienso que deberían ajustar un poco más sus puntos de mira a otras realidades que no sean atender a las modas y a ese miedo que subyace en quienes creen que hay maleantes tras todas las esquinas. ¿Recuerdan aquello de Aute de “más música, por favor”?, pues parecido más cultura, por favor. Necesitamos una buena borrachera de cultura y los señores del ayuntamiento pueden contribuir a ello muy mucho. Que hacen bastante, ya lo sé, pero incluso así, que ya ven cómo está el patio. Ánimo.

Esta mañana un vecino ha enriquecido el diálogo en el grupo vecinal con un comentario en latín del Arcipreste de Hita; lo reproduzco aquí: «A muchos habría que ofertarles lo dicho por el Arcipreste de Hita: Intellectum tibi dabo». Y que mi chica, que fue estudiante de letras, me lo traduce así: “Te daré intelecto” y capacidad de comprender. Quizás me equivoque en algunas cosas, pero al menos a esto me atengo, a mi esfuerzo por querer entender la realidad que tengo a mi alrededor.


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