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| Iván Fernández, alcalde de Serranillos del Valle |
El
Chorrillo, 25 de septiembre de 2020
Esta
mañana, mientras estaba en el túnel de un TAC, y para huir de la posibilidad de
quedarme dormido mientras esa máquina de aspecto interplanetario emitía un
ronquido como de señor gordinflón durmiendo la siesta a pierna suelta, me puse
a pensar qué podría escribir para entretener ese rato que suelo dedicar a mi
diario, y apenas la máquina me dejó tranquilo, después de ese “no respire por favor”
que salía de las fauces del monstruo, se me ocurrió la idea de sacarle punta a
ese afán que tienen tantos de poner a parir al alcalde de su pueblo, a Sánchez,
al señor Iglesias o a la vecina de
enfrente. Esa lengua viperina que habita incontrolada en el alma de tantos
desafortunados que no tuvieron la suerte de adquirir una cultura o reflexionar
medianamente sobre los asuntos de la realidad. Total, que cuando la máquina dejó
de ronronear y el cuerpo se me fue enfriando, me habían inyectado un producto
que me hizo pensar que llevaba dos horas en la arena de la playa bajo un sol de
justicia, y me despedí de la enfermera lo primero que hice fue rescatar de mi
cabeza en un blog de notas algunas ideas que habían fraguado bajo el túnel del
TAC para que no se perdieran en la liviandad de mi memoria. Ha llegado el momento
de verterlas en mi diario.
Este
post se refiere especialmente a situaciones relacionadas con Serranillos del
Valle, pero sus razones sirven igualmente para esa delirante situación en que
la vox populi intenta jactarse o desprestigiar a algunos políticos, o no
políticos, sólo y exclusivamente porque no pertenecen al área en que su propia
postura política germina. Si eres del PP o Vox pondrás a parir a Sánchez o
Iglesias y si perteneces a… etcétera, etcétera. Sí, como si el mundo fuera
blanco o negro o cada uno tuviéramos enormes ganas de hacer deporte poniendo a
parir al contrario aunque éste sea una persona razonable, competente y cumpla
su trabajo con honestidad. En este caso concreto la cosa se referirá a alguno
de los hooligans que pretenden hacer la
guerra al alcalde de mi pueblo, Iván Fernández.
La
polarización de las emociones es tal en ocasiones que me temo que lleva a
desbarrar a cualquier hijo de vecino. Las ideas preconcebidas, las fobias, los
afectos actúan sobre la realidad a modo de esas sustancias químicas sin cuya
presencia es imposible obtener una reacción. No hay nada que ayude más a
comprender estas cosas que echar un vistazo a un grupo de vecinos en las
páginas del FB. Abres la página y te encuentras, por ejemplo, un puñado de
piropos y felicitaciones dirigidas al alcalde o a su equipo de gobierno, pero
si la curiosidad, como es mi caso, te hace cosquillas por dentro, entonces
deslizas el dedo por la pantalla y miras qué más hay en el patio sobre el asunto,
y poco más abajo descubres, como me sucedió a mí, a un individuo que ha
engendrado alguna clase de virus y que desde su enfermedad emotiva pone de
vuelta y media al alcalde, haciendo de él ese saco de arena con que se entrenan
los boxeadores. Puñetazo va, puñetazo viene. El individuo, que no está bebido
pero al que una animadversión vírica y virulenta se le ha instalado en el
cuerpo, ha tirado de “boli” y ha llenado una página y media de improperios.
Pero, ah, la emotividad, el virus que llevan dentro los que creen a pies
juntillas que hay que aniquilar al alcalde con la escopeta de la verbosidad
como si éste fuera una pieza de caza a abatir, le pierde.
Pero
mejor referirse a hechos concretos, el del vecino, imagino, a no ser que sea un
sujeto foráneo comprado por la oposición, inepta donde las halla, Jesús Pablo
Luque, que ayer, a raíz de un hecho ilegal perpetrado por la anterior alcaldesa
Olga Fernández, en el que se daba permiso a alguien para construir lo que no se
podía construir a cambio de una considerable cantidad de dinero, llenaba la
página del grupo de vecinos con tal montón de idioteces y de conclusiones
sacadas de las calenturas de su cerebro. Ejemplo también, como el de la vecina Eva Fazanes, que tan alegre e inconscientemente comparte la publicación del primero. Es un ejemplo no más de a dónde puede llevar esa vocación de hooligan
que si es del equipo de fútbol A siempre estará dispuesto a partir la cabeza al
del equipo B, a la vez que el del equipo B querrá hacer lo propio con los del
equipo A. Cosas veredes, amigo Sancho.
En
teoría todos somos adultos, pero de hecho nos comportamos tan frecuentemente
como niños pequeños que vergüenza da saber que uno pertenece a esa especie de
los sapiens degradada por su incapacidad para razonar sin la tutela de sus
fobias.
En la
vida política de nuestro país es algo tan tan corriente, y tan tan fomentado
especialmente por la caverna mediática, que por fuerza uno tiene que asombrarse
de que este burdo montaje en la manera de “perseguir” al enemigo tenga peso en
el vecino corriente. Y me temo que si esto sucede es que abundan los
ciudadanos, cuya capacidad de pensar está tan mermada que son incapaces de distinguir
entre un alcalde, el nuestro, un ejemplo para que se vea que hablamos de cosas concretas,
digamos competente en su trabajo y con una envidiable capacidad de iniciativa,
y otro/otra/otros alcaldes de dudosa honestidad y competencia. En la política
nacional sucede algo parecido, la confusión que la caverna mediática introduce
va dirigida a proteger a los maleantes, a los adinerados, a los corruptos y a
poner en aprietos a aquellos que pretenden desvelarlos. Esa es la tónica y ahí
es donde la cordura de tantos ciudadanos es violentada continuamente vía la
ignorancia de estos y su incapacidad para reflexionar sobre la realidad que les
rodea.
Tenemos
un buen alcalde, pero algún corto de mollera no sólo no se ha enterado todavía sino
que parece seguir prefiriendo la incompetencia o corrupción de otros momentos.
A
última hora me encuentro con la respuesta del vecino Jesús Pablo Luque. Una
coma aquí o una coma allá como respuesta a mis argumentos, pero el vecino sólo sigue encontrando en el talego
de sus consideraciones insultos y descalificaciones que lo único que hacen es
confirmar mis opiniones de más arriba, la de tantos que sólo saben contribuir a
arreglar el mundo, a lo que parece, denigrando a los otros. Ah, y que me
disculpe este vecino, porque quien públicamente manifiesta su opinión sobre
otros, debe admitir que también públicamente se le argumente. Por cierto, me
dice el vecino que el alcalde actual ha manifestado varias veces, algo que he
oído en otras ocasiones, que Podemos no ha existido nunca en Serranillos.
Obviamente a esto tengo que decir que si es así lo que ha dicho, Iván mentiría
y mentiría a conciencia intentando desmarcarse de la tutela de Podemos,
sabiendo explícitamente que Cambiemos Serranillos del Valle era Podemos y no
otra cosa y que además si él fue elegido alcalde fue única y exclusivamente por
Podemos, por la decisión de los que entonces componíamos este Círculo. Tengo que
añadir para más aclaración que en principio personalmente no me resultaba
fiable Iván como candidato a alcalde, una candidatura que parecía destinada a
hacer del fútbol la cabeza de las prioridades del municipio, pero como cambiar
de opinión es de sabios, debo añadir que dado que a los hombres por donde se
les conoce es por sus actos, mi opinión ha cambiado diametralmente –sólo los
idiotas no cambian nunca de opinión– viendo trabajar a este hombre y su equipo. Creo haber afirmado esto
varias veces. Precisamente me lo recuerda el vecino en algo que escribí hace
tiempo en algún lugar que no recuerdo: “Hoy me siento orgulloso de
pertenecer a este pueblo donde ese equipo de hombres y mujeres arrimaron y
arriman el hombro para conseguir dar un giro espectacular a la política de la
localidad de la mano de un alcalde ejemplar, Iván Fernández Heras”. Quizá lo
escribiera hace un par de años, algo que sigo manteniendo aunque no esté de
acuerdo con algunas de sus actuaciones o, valga, decir las de su grupo de trabajo.
Acaso no debería cerrar esto sin volver a hacer hincapié en que la realidad no se arregla con las emociones que suscitan la animadversión o las fobias. Esta forma de ver el mundo, que es tan abundante en las redes sociales, sólo pertenece al estado primario de la evolución del hombre que es gobernado por las emociones y no la razón. Analizar, sopesar, valorar los hechos de los otros desde una cierta objetividad es algo que a duras penas tiene cabida en el comportamiento de muchos ciudadanos. El otro día, que escribía algo relacionado con la realidad y los problemas del pueblo, un vecino en un comentario decía más o menos con otras palabras que me fuera a hacer gárgaras, que ese grupo no era para expresar “finuras intelectuales”. Sí, de eso acaso vaya la cosa, de que le exigimos demasiado a nuestra capacidad de razonar y como no llegamos tiramos por el atajo de la descalificación.

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