jueves, 28 de mayo de 2020

Un país al borde de un ataque de nervios





El Chorrillo, 28 de mayo de 2020

 

 Hay asuntos que se agarran a la materia gris del cerebro por la mañana y ya no hay manera de soltarlos, ni siquiera hoy que me tocaba limpieza de la cabaña y que había que trajinar con dos cubos de ceniza y separar sillones y demás porque la mierda se había hecho reina y señora del lugar de los rincones, ya se recordará que siendo yo discípulo obediente de Thoreau presto más atención a mis propias telarañas que a las de mi cabaña, razón por la cual, esos asuntos, empecé a sentir una fuerte indisposición que amenazaba con envenenarme todo el organismo. Y la garrapatas, que se me agarraron esta mañana, gordas, repelentes, asquerosamente infladas con la sangre que todos los parásitos acumulan en sus infecto organismo, terminaron por alterar el mío. Los rostros tenían cara de guardia civil sirviendo de mercenarios a los de siempre, la sarna corría por la piel de una tal Álvarez de Toledo, la idiocia más descomunal por el cerebro de una tal Ayuso, la estupidez borreguil de los seguidores de Vox se expandía por Twitter, el respeto que merece la policía se veía empañado por la duda de a quiénes sirven con excesiva frecuencia los cuerpos de seguridad del Estado; tenía también el rostro de una justicia maniatada y corrompida; la extrema derecha pastoreada por el neoliberalismo forzaba el discurso de la violencia contra los más débiles. Pero entre todo esto lo que más clamaba al cielo era esa sociedad de charanga y pandereta, que hoy o abandera el fútbol o no sabe prescindir de los programas basura de la televisión o hace del sentido crítico un forúnculo que mejor extirparlo. 

No me baso en ningún estudio contrastado, pero el cabreo que me sube por dentro me temo que me viene de la convicción de que los únicos responsables reales en última instancia de los males que sufrimos en España vienen de la ignorancia y de la cantidad de analfabetos funcionales que circulan por el país. Hay que dar por sentado, es la historia de la Humanidad, que siempre en cualquier comunidad tiene que haber zánganos, los que sacan las castañas del fuego a la sociedad, y los que engordan con el trabajo de éstos, pero, ¡hombre!, llegar hasta el punto de que te tengan agarrado por los huevos y no sólo no te des cuenta sino que además les concedas la prebenda de la inmunidad, un puesto en el parlamento, o te vayas a agitar banderas o cacerolas a la calle de los señoritos, eso demuestra un coco muy vacío que obviamente los parásitos y las sanguijuelas se ocuparán de llenar ante la falta de un ser pensante que no piensa. Lo que sigue a eso todos lo sabemos, ahí los tenéis brazo en alto y sirviéndose de la bandera de fular, la misma bazofia que convirtió el planeta en un cementerio.

A veces mirar la prensa es como entrar en un claustrofóbico túnel, una pesadilla que muchas veces tratamos de esconder tras la esperanza de un mundo diferente pero que a la vuelta de la primera esquina se nos nuestra en una descarnada y patética realidad que nos retrotrae al escenario del franquismo más doloroso y reaccionario. Vemos pasar los años asomándonos esperanzados a repuntes de sentido común, de justicia social, miramos incluso la Transición con cierto alivio, llega el 15M, aparece un gobierno de coalición, pero casi es tarea inútil. Lo vuelves a ver en mañanas como éstas cuando sin rubor y con descaro las actuaciones de la guardia civil y cierto estamento judicial apuntan contra el Gobierno, cuando la policía corteja las manifestaciones de la extrema derecha y les protege en pleno estado de alarma, o cuando la plebe aplaude al Vox que sale de las alcantarillas, o cuando ves en las redes sociales toda esa gente que está contra la renta mínima porque dice que cómo van a pagar ellos a esos ciudadanos al borde de la indigencia. Hasta los monos se comportan de manera más solidaria que esta gente. Gente que no lo dice pero que con sus actos está gritando algo así como: ¿Esos?, ¡a la puta mierda! La España que no tiene para comer que se muera de asco. No los necesitamos, son una carga, así que allá ellos… Eso grita esta pútrida gente que va apestando la tierra.   

 Nos olvidamos de las descomunales fuerzas en contra con que tiene que bregar este gobierno en donde las instituciones están copadas por el franquismo y las fuerzas sociales y económicas afines, y que tienen tras de sí una importante masa de población idiotizada por un discurso xenófobo e insolidario. Idiotizados que miran babeando a los mismos que les tienen con la soga al cuello y que les usan como carne de cañón para que les limpien los zapatos. Brrrrrrrrrr.

 Ya lo ves, España no tiene cura. Hay sanitarios, y muchos, pero son demasiados los enfermos para atenderlos a todos. Vivimos en un país donde los analfabetos funcionales van a seguir apoyando la impostura y los mecenazgos, van a seguir como borregos el mandato de los que les oprimen. Precisamente esos políticos, clase política bárbara de la derecha que se alimenta de cadáveres humanos y que instiga a la población a satisfacer sus mas bajos instintos, que vocifera y que no sabe de la cordura de una política respetuosa, porque realmente sus intereses están en otra parte.

Bla, bla, bla, bla… lo de siempre.

 Somos un país al borde de un ataque de nervios. Con un atraso cultural tan grande, con una historia tan triste, reyes inútiles cuyas ocupaciones principales eran la caza o el juego de naipes; un país con una Iglesia Católica que ha puesto todas sus fuerzas en juego para agasajar al dinero y al poder, que se ha nutrido del patronazgo y que ha vivido en simbiosis siempre con los ricos; un país donde los señoritos han tenido siempre a su disposición a alguien que les limpie los zapatos, les acicale, aquellos de Los santos inocentes, aprovechados de toda condición para los que España siempre ha sido un cortijo privado; jueces, policías, guardia civil todos subidos al mismo carro para proteger el coto de caza del señorito, del banquero. Con loables excepciones, claro.

Bla, bla, bla, bla…

Cosas de nuestra España, amiga, África empieza al sur de los Pirineos, ¿no lo sabías? ¿Qué pare?, dices; pero cómo voy a parar después de haber, tan imprudentemente, eso sí, metido las narices en el periódico. Panda de sarnosos…

Bla, bla, bla, bla… lo de siempre, hasta que la ignorancia dé un vuelco y decida ilustrarse y pensar por sí misma. ¡Ojo a las garrapatas y a las sanguijuelas que destiñen los colores de la bandera nacional!

 

 

 

 

 

 


2 comentarios:

  1. Esta sarna, tiene su origen hace mucho tiempo. Desgraciadamente aquellos años de Felipismo tan sólo sirvieron para recolocar, disfrazar y que se afianzaran donde están, no es coincidencia los mismos apellidos, el Opus como adalid de libertades, y cosillas sueltas que significaron Libertad a modo de distracción para más adelante en un giro premeditado que no inesperado sentar las bases que hoy están funcionando.El negocio del Bipartidismo para las Empresas Políticas les ha sido más que rentable. La C.I.A. con el dinero del Bundesbank (Social Democracia Willy Brandt ) tienen que estar contentos también, pues para ellos el negocio no ha sido menor.
    Treinta años más tarde se está empezando a hacer aquello que la lógica dice cuando se pasa de Dictadura a Democracia, pero...unos años atrás, el Juez Garzón apunto las formas y maneras y...bueno no paso nada.
    Les doy todo mi crédito, pero no me creo nada. Veras, cuando Díos repartió narices, a mi me dio un Monumento al moco, esta pituitária me dice que de momento sigue siendo una lucha económica de las Empresas Políticas. Me encantaría equivocarme, me celebraría incluso el haberme equivocado.

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  2. En este país somos muy retardados en esa caminar hacia donde se ve un poco de luz, venimos lastrados desde el Renacimiento por reyes inútiles, Iglesia y esencialmente por esos intereses particulares que ha presidido siempre la acción política desde que bajamos de los árboles. Quizás si aprendiéramos a ver la historia desde una dimensión geológica podríamos hasta saltar de contentos. El problema es que la vida es muy corta y esa dimensión nos viene excesivamente grande para nuestro escaso tiempo de estar aquí. Quizás deberíamos imbuirnos desde niños de la idea de que la única manera de que no se perpetúe la extorsión de unos pocos sobre los todos es mantener ese espíritu de lucha de manera tal que no nos afecte excesivamente en nuestro vivir. No me gusta la vida de personas como Sábato, por ejemplo, que han amargado el final de sus vidas por la presencia del Mal.

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