El Chorrillo, 21 de noviembre de 2014
Mientras regresaba de un paseo por La Cabrera me había puesto a escribir en el cercanías de algo relacionado con la fotografía como metáfora a raíz de una toma que hice días atrás en el canuto de hormigón que atraviesa la autovía cercana a mi casa, pero una vez allí, y después de echar un vistazo al Twiter y al trending topic que ocupaba la red, el hashtag #SuOdioNuestraSonrisa, y de allí marcharme a un acto de Podemos que se celebraba en aquel momento en Fuenlabrada, se me fue el santo al cielo. A uno, qué manía, le corren por dentro estos días como una corriente un tanto asalvajada que proviene de las buenas nuevas de nuestro país y no deja, asombrado de que esto esté sucediendo, de que quedar perplejo. No, no estás soñando tío, que es verdad, que todo lo que dice esta gente, en Fuenlabrada, en la tele, en los periódicos, en la calle es lo mismísimo que tú piensas, todo lo que has esperado como agua de mayo durante cuarenta años, sólo que éstos, santo cielo, lo dicen en alto y la gente lo escucha y lo repite porque es lo que ella también piensa y siente, y día a día descubres que tú y toda esa gente formáis cada vez una muchedumbre mayor, una grandísima ola que empieza a bañar el país de parte a parte contagiándole con su esperanza, con su alegría, con sus desbordantes ganas de trabajar duro por hacer habitable la tierra patria. Y es que no hay día, momento en que me acerque a los periódicos, esos que eludí durante décadas, que no me traiga un bonito regalo, regalo incluso con forma de soez mentira, porque la casta no tiene otra arma que la difamación y la extorsión de la realidad, porque veo de qué eficaz y linda manera todo se vuelve, como un enorme bumerang contra la hipócrita intemperancia de la casta y sus acólitos. #SuOdioNuestraSonrisa. En el acto de Fuenlabrada, una sala rebosante y montones de personas que tuvieron que seguirlo desde fuera por falta de sitio, reinaba la sonrisa, sonrisa amable y risueña frente a la calumnia y la mentira; era la consigna. Y mientras tanto la fiesta de las palabras y las verdades que siembran desde semanas atrás el miedo entre la clase dominante (... y sus acólitos, claro está).
Esto marcha. En el periódico de hoy las encuestas del gobierno de Navarra ya dan con ventaja a Podemos el primer puesto en intención de voto, seguido por Bildu. España se normaliza. Observad lo siguiente:
El gobierno "perdonó" a las eléctricas.............................. 3.300.000.000 €
Las tarjetas black............................................................... 15.000.000 €
A la petrolera de D. Florentino el gobierno le regala......... 1.300.000.000 €
Y entonces los responsables de todo este expolio, sus acólitos, como no tienen otra cosa a mano sacan la lupa y descubren que el señor Errejón se gana la vida trabajando y que gana, ahí es na, 1.800 €... y llenan con grandes titulares este hecho, con esto y con las excelencias de una tal duquesa de Alba que es una de las mayores fortunas de España y no paga impuestos. ¿Qué puede hacerse que no sea sonreír? ¡Qué país, Dios, y hasta qué grado de imbecilidad hemos llegado. Y lo curioso es que los crédulos de nuestro país, explotados y vejados siempre por los mismos a los que votan y oyen boquiabiertos, todavía siguen creyendo que cuando llueve son los angelitos que hacen pipí desde las alturas.
En fin, quizás esté todavía a tiempo de decir algo sobre cuando la fotografía se hace metáfora e incluso pueda inventarme alguna disculpa para hablar de paso de mi paseo hoy por la Cabrera con el amigo Santiago.
Hace días salí a darme una vuelta por lo alrededores de casa y cuando atravesaba la autovía bajo uno de los canutos que han colocado a modo de aliviadero, me sorprendió al final del túnel la sombra alargada del atardecer que penetraba en un interior. Enseguida se me ocurrió que de aquello podía salir una buena fotografía. Ésta:
Ahora, mirando el original despacio pienso que la foto se prestaba perfectamente a representar alguna metáfora. ¿Cuál? Voy a intentar indagarlo. La más evidente de todas puede ser la idea del eterno retorno, la circularidad de la vida. El sol caía manso sobre la tierra dispuesto a esconderse en unos pocos minutos, pero antes necesitaba vestirse de ámbar, acariciar los campos con sus últimos rayos e introducir sus narices por el canuto de hormigón por donde yo transitaba. Saqué la cámara y adopté la primera postura que se me ocurrió, una especie de pugilato con la nada. El sol modelando mi propia silueta sobre las pinceladas del atardecer parecía estar dejando la ambigüedad de un mensaje en el oscuro cemento de la autovía. Era una de esas fotografías que pueden entregarse en una dinámica de grupo para instar a los integrantes a proyectar su pensamiento tomando como punto de arranque una imagen que puede ser rica en interpretaciones. A mí, hoy, a la vista de la asamblea de Fuenlabrada y tomando como ejemplo la intervención de un hombre mayor de barba y pelo cano que tan emotivamente participó en la asamblea hasta llenarme el pecho de una explosiva emoción, cuando daba las gracias a los fundadores de Podemos porque le había devuelto la ilusión de vivir tras un derrotismo absoluto que se prolongaba por más de una década; a la vista de esto, frente a la imagen del túnel, la idea que brotaba clara y llamativa era la de la controversia que hay entre la lucha que mantiene el individuo por su propia e individual pervivencia en un mundo agresivo que no se atiende a contemplaciones y aquella otra que se deriva de su pertenencia al grupo y en donde la persona, perdida y desorientada en su aislamiento y soledad, encuentra su integración, su fuerza –"Sumando podemos"–. El individuo, poquita cosa, impotente, agredido por los poderosos, se defiende a puñetazo limpio contra la sombra de su enemigo, se agota en su estéril lucha que nadie oye. Atardece, sus gritos se pierden en el campo solitario al final de una jornada de sol. El hombre está solo a su propia suerte. Hay que aprender a sumar.
No es necesario llegar a una conclusión, resulta evidente que si el hombre, la mujer, no forman círculos y más círculos que vayan sumando sus fuerzas día a día, su lucha será una lucha vana contra las sombras de la tarde.
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Algunas imágenes de nuestro paseo de hoy por La Cabrera:

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