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| Antiguos alumnos de un pequeño pueblos de Asturias dejan sus armas a la puerta del aula. |
El
Chorrillo, 21 de septiembre de 2020
Ayer
tarde caí por el muro del Ayuntamiento de Serranillos del Valle y allí me
encontré con una entrada en la que se hacía gala de llevar la delantera al Ayuntamiento
de Madrid en la modernización del equipamiento de la policía municipal a la que
se había dotado ya hacía dieciséis meses con pistolas Táser y cámaras
personales de actuación. El ayuntamiento de Serranillos, mi pueblo, tiene en su
haber ser uno de los ayuntamientos pioneros en prestaciones de todo tipo a
nivel nacional, lo reflejé muchas veces en este blog, pero en este caso no tuve
más remedio que expresar mi disentir. Me encanta esta gente del ayuntamiento y
el trabajo que están haciendo, aunque se pasen un pelín echándose flores a sí
mismos a la vuelta de cada esquina, pero como discrepar también entra, creo, en
el ámbito de ese aprecio, me voy a permitir unas líneas en defensa de una salud
vecinal en donde la policía, sus pistolas, sus coches todoterreno y el exceso
de sus agentes no tengan cabida. Sostengo que para profundizar en la solución
de los problemas sociales las inversiones hay que canalizarlas a través de la
educación, educación para la convivencia para ser más precisos, y de todo
aquello que pueda fomentar un alto nivel de comprensión y de ciudadanía por
parte de los vecinos.
La
entrada siguiente la compartí en dos grupos de FB del pueblo:
«PISTOLAS
PARA
Me
encuentro en la página del ayuntamiento del pueblo esta entrada con la que
estoy en total desacuerdo: “En Serranillos del Valle nuestra policía local está
equipada con pistolas Táser y cámaras personales de actuación desde hace más de
16 meses. Otra muestra más de la innovación, equipamiento policial, y
compromiso con la seguridad ciudadana de Serranillos del Valle”.
Incluyo
bajo la entrada el comentario siguiente:
“¿Van
a matar conejos con tantas pistolas cuando estos invadan los campos? Lo siento,
pero la modernización de que presumís aquí no es de recibo. Un pueblo pequeño
como Serranillos y alardeando de las pistolas que han comprado a sus policías
deja mucho que desear y desmerece de la muy justa y ejemplar actuación de esa
corporación municipal. No se mejora el municipio con tantas pistolas, tantos
coches policiales y tantos agentes. Da la impresión de que Serranillos está
lleno de delincuentes. Si valorarais el costo de todo esto quizás con un
criterio más social esas cantidades se podrían emplear en otras partidas que
continuamente tienen que demorarse. ESTOY ABSOLUTAMENTE EN DESACUERDO CON ESTOS
GASTOS».
Al
anterior comentario me contesta esta mañana Rubén, concejal responsable de la
policía local. Alude a la modernización necesaria y, pese a que el pueblo tiene
una tasa de delincuencia nula, comenta sobre la necesidad de estar protegidos
contra cualquier altercado aislado que necesite el uso de las pistolas.
Tengo
que decir que los razonamientos que siguen, que son de carácter general, son
totalmente válidos para el caso de Serranillos donde observo un desmedido empleo
del presupuesto municipal en el capítulo de seguridad. En España hay en la
actualidad 361 policías por cien mil habitantes. Si promediamos esta cifra
quiere decir que a los 4.000 habitantes de Serranillos les corresponderían 14
policías aproximadamente. Ignoro los policías locales que hay en la localidad,
pero sospecho que con la plantilla policial solamente del pueblo ya cubre la
cuota de seguridad que correspondería proporcionalmente a toda la nación. La
población de Serranillos se ha multiplicado en los últimos treinta años por
ocho. Desde esa fecha vivo fuera del casco urbano y no tengo datos de la
delincuencia desde entonces, pero que parece nula hoy según afirma Rubén. Si la
delincuencia entonces era nula y la de hoy también lo es ¿qué es lo que ha
permitido que la plantilla policial y los gastos de seguridad se hayan
disparado? ¿Es que los vecinos actuales son más puntillosos respecto a su
propia seguridad? ¿Es que bajo nuestro nivel de vida, más alto, subyace un
miedo que antes no existía y por eso necesitamos, querríamos, un policía a la
puerta de nuestra casa para que vele permanentemente por nuestra seguridad?
Siempre
hay y habrá modos muy diferentes de entender lo que es mejor y peor para una
comunidad, se trate ello de una pequeña localidad o de una nación. Sin embargo en
la actualidad el sentido común y la racionalidad salta por los aires. Mientras los
profesores cada vez son menos por número de alumnos, los policías son cada vez
más por número de habitantes. La cosa en términos de razonamiento general dice
esto: manténgame usted una cantidad considerable de policías en la calle, pero
no se ocupe de que haya suficientes profesores por alumno.
El
alto crecimiento en las últimas décadas de las inversiones en seguridad a todos
los niveles denota que en la sociedad se está produciendo un elevado
crecimiento de la necesidad de estar a salvo de cualquier tipo de incidencia
que pueda alterar la buscada calma que todo ciudadano desea para sí y para su
familia. Una premisa que a primera vista parece aceptable, si tenemos en cuenta
los mecanismos y las motivaciones que mueven la creación continua de nuevos
productos de consumo de cara a generar continuos beneficios en compras que en
absoluto responden a necesidades reales sino que son fomentadas por un
capitalismo sin freno para su exclusivo beneficio, y pasamos a analizar esa
necesidad de seguridad en clave de marketing, acaso nos encontremos con que de
la misma manera que nos están vendiendo cada pocos meses nuevos modelos de teléfonos
y automóviles atontando a la población con la golosina de disponer siempre de
los últimos modelos del mercado, de parecida forma el movimiento de dinero que genera
el mundo de la seguridad, un aumento en el mundo de más de un 10% anual en los
últimos años, convertido en las últimas décadas en un negocio boyante, invita a
poner en solfa la verdadera intención de los promotores profesionales de
seguridad.
Si
alguien pretende obtener un beneficio determinado en cualquier rama de la
producción lo primero que tiene que hacer es crear en los posibles consumidores
la necesidad de ese “algo”. Si alguien azuza el miedo de la población, fundado
o no, a los judíos mediante la mass media o la propaganda estaremos a las
puertas del nazismo en Alemania en los años treinta. Si alguien mete en la
cabeza de la gente que lo más importante en la vida es una seguridad absoluta y
que las calles están llenas de delincuentes, estaremos estimulando el mercado
de las alarmas de todo tipo, las rejas, la creación continuada de cuerpos de
seguridad, el incremento de la policía, etc., etc.
Sólo
un preámbulo: ese aspecto comercial de la seguridad que como en los mejores
años de
La
distribución del presupuesto de un pueblo, un país, habla mucho de ese pueblo y
de ese país. Veamos de qué hablan y que dicen datos del empleo del presupuesto
de algunos países de nuestro entorno:
Policías
por 100.000 habitantes en España 361. En Finlandia, país señero en todo el
mundo por su sistema educativo, 137 policías.
Gastos
en seguridad en España 2% del PIB. Finlandia gasta en seguridad casi la mitad
que España, el 1,2% del PIB.
Inversión
en educación. España, el 4,2 % del PIB. Finlandia, el 6,8% del PIB.
Sanidad.
En España gastamos el 6,3% del PIB. En Finlandia el 7%, en Alemania el 9,7%.
Hay
que estar ciego para con estas cifras en la mano, tomadas en unos minutos de
navegar por Internet, no percibir cuáles son los intereses de los distintos
países y qué se cuece en los plenarios de los ayuntamientos y los parlamentos
cuando el dinero se distribuye de una manera y no de otra. Dice el amigo Rubén
desde su puesto de responsabilidad en el Ayuntamiento que no dejan olvidadas
otras partidas. Probablemente, pero aunque Serranillos no sea España, tal
afirmación no deja de ser una puerta abierta a un modo de entender la vida y la
realidad en donde parece primar el contento de “cierto” vecindario que quiere
atender más a sus miedos, ficticios o no, que a otras facetas sociales,
educativas o sanitarias.
Somos
uno de los países con menos criminalidad en el mundo, 0,7 homicidios por
100.000 habitantes, frente incluso al 1,2 de Finlandia, o el 9,2 de Rusia. ¿Por
qué, pues, no dejamos de invertir en seguridad para invertir mucho más en Educación
o Sanidad, por ejemplo?

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