domingo, 3 de mayo de 2020

Ayuso for president




El Chorrillo, 4 de mayo de 2020

Hoy las ventanas de mi cabaña están abiertas de par en par y la primavera entra por ellas como un chorro cálido de tiempo nuevo. Frente a mí las rosas levantan la cabeza como niños que se asomaran sobre el alfeizar de la ventana mirando alegres al exterior con ganas de darse revolcones en la hierba. Más allá de nuestra valla de alambre hay un manto en donde sucesivas franjas de violetas, amarillos y blancos forman una ondulante bandera sobre el campo, el amarillo de los jaramagos, el azul de los chupamieles y el blanco de las borrajas inundan el paisaje en cuyo lejano horizonte la silueta de la sierra de Gredos aparece en degradado como en una virgen de Rafael en que éste hubiera cuidado de armonizar la gracia del rostro de la madre de Jesús con el vaporoso fondo azulenco de las montañas.
Dicho esto, y no puedo alargarlo más, pena me da, debería entrar en tema que tanto chirría frente al espectáculo de la mañana en mi ventana, tan bonita, cálida y agradable, por demás llena de cantos de pájaros y el lejano zureo de las palomas. Vamos, que a punto estoy de buscarme otro asunto que no sea ese con el que he encabezado estas líneas, tan feo, tan hortera, tan desagradable, tan indigno de estos pobres madrileños que tenemos que soportar las gilipolleces de una tonta el culo rigiendo estas tierras madrileñas. Pero bueno, ya se sabe que todo no va a ser bonito en la vida.
La prueba evidente, por no decir irrefutable, que suena a lenguaje de doctos señores de la lengua, de que nuestro sistema político es un sistema inhábil para seleccionar las personas idóneas para gobernar el país, es la proclamación como presidenta de la señora Ayuso. Si el sistema permite que una persona tan inútil e incapaz como esta señora acceda a la presidencia de una comunidad, una de dos, o el sistema de elección es absolutamente inapropiado, o, y aquí habría que decir algo impopular, quienes son incompetentes son los votantes. Aquí no hay terceras opciones como podría desprenderse de la canción de Aute (sí, aquello de una de dos, o me llevo esa mujer…), o falla el sistema de elección que parece diseñado para que aprovechados e inútiles se hagan cargo de la gestión de la comunidad, o quienes fallan son los votantes, eso si no es que lo que fallan son ambas cosas.
Ayer recogía yo en mi muro una retahíla de adjetivos que una persona del feisbuk había seleccionado para nombrar a esa que hoy ejerce como presidenta de la Comunidad. Vuelvo a recogerlas aquí. No tienen desperdicio. De la señora Ayuso decía que era: Incompetente, negligente, incapaz, ignorante, iletrada, corrupta, imbécil, descerebrada, inconsciente, falaz, mentirosa, arrogante, soberbia, caprichosa, ególatra, déspota, peinaovejas, zarrapastrosa, huelecocinas, lameculos, correveidile, casposa, recalcitrante, gañana, paleta, pueblerina, garbancera, esperpéntica, dantesca y tonta a las tres. Y la verdad es que nunca, nunca habría imaginado que a una sola persona le cupiera todo este enjambre de adjetivos con tanto acierto. Algo que probablemente le cupiera también al señor Casado; pero bueno, no nos salgamos del tema.
 Pero es que date, si es que no pasa día en que cada vez que abre la boca esta mujer uno se pregunte cómo cosa tan cortita tan cortita puede estar ahí donde está, no sólo que sea una cómica, como la retrataba Alba Rico días atrás, con perdón para los cómicos, y todos esos adjetivos que se le adjudican más arriba, si no que, como afirmaba Elvira Lindo esta mañana en El País, “exhibe sin pudor el regusto de ostentar el poder en una época en que la mentira no se envuelve con retórica sino que se ha convertido en el discurso en sí”. Me admira Elvira Lindo porque en su artículo, que no tiene desperdicio, escribiendo con la dignidad y la justeza de palabras que debe vestir a una buena escritora, sin entrar en descalificaciones de taberna y haciendo uso de un lenguaje elegante pero afilado como un escarpelo, le da un repaso que a cualquiera con un poco de dignidad que ostentara un cargo público le debería inclinar a esconderse debajo de la cama. Recojo aquí unas líneas más: “Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, no encuentra la necesidad de recurrir al juego limpio. Le viene más a cuenta optar por ideas simples y brutales, que sacuden las aguas de la razón como una piedra. Ayuso sonríe, sabedora de que reina en este estado de confusión que favorece que personas como ella lleguen muy lejos”.
Son quizás estas últimas palabras de Elvira Lindo las que introducen esa segunda razón, de que hablaba más arriba, que es la causante de que gente así esté donde está. Elvira Lindo utiliza aquí, lo que para mí es vestir con un eufemismo descomprometido, la razón más evidente de esta irresistible ascensión (Bertolt Brecht, por cierto) de la vulgaridad y la incompetencia al poder. Lo que para la articulista es “este estado de confusión” para un servidor no es otra cosa que los mecanismos que han hecho posible que la señora Ayuso ostente la presidenta de la Comunidad, y ese mecanismo son los electores que la han votado y los grupos políticos que la han apoyado. Yo no soy partisano del PSOE, pero hombre, si alguien quisiera comparar desde el punto humano, cultural y político, digamos por ejemplo, a Ángel Gabilondo con la señora Ayuso, realmente esta última sería como una hormiga junta a la recia pata de un elefante.
Ergo, así las cosas, ¿por qué unos votantes a los que creemos adultos y responsables votan a esta imbécil de turno en lugar de a otra persona preparada, competente y humanamente, digamos, buena persona; por qué esta tonta el culo en lugar de alguien valioso? Bueno, pues a ver quién es el listo que encuentra una respuesta que no implique a su vez una buena cantidad de idiocia del electorado que la ha votado. ¿Por qué toda esa gente, inteligentes y loables votantes votan a alguien incompetente, incapaz, ignorante, iletrada, corrupta, imbécil, descerebrada, inconsciente, falaz, mentirosa, arrogante, soberbia, caprichosa, ególatra, déspota, lameculos, esperpéntica y dantesca?
Ah, amigo Sancho, no con la Iglesia hemos topado, con el pueblo, con el pueblo llano, sí, señor, una parte de él para ser más correctos. Sería muy sencillo recurrir a alguno de esos silogismos que se estudiaban en el bachillerato, Fulano es un incompetente, un corrupto, un imbécil. Tú votas a Fulano, luego… Me temo que los votantes del PP tienen un horrible cargo sobre sus espaldas y sus conciencias en esta ocasión, porque en definitiva la responsabilidad de que una tonta el culo rija los destinos de nuestra Comunidad es de ellos. Días atrás, un socio del PP de mi pueblo, alababa la gestión de nuestro ayuntamiento, que no es precisamente del PP, con sus parabienes; yo le contesté con palabras que no recuerdo ahora pero que hacían referencia a la elegancia del gesto político aplaudiendo lo que está bien y denostando lo que está mal. De los representantes del PP en la corporación decía que eran uno ineptos empeñados exclusivamente en echar abajo todo lo que proponían los gestores actuales. Valorar a los oponentes políticos por lo que hacen bien no es un gesto que esté de moda, no.
Me da una cierta lástima el haber desperdiciado un par de horas de un día tan bonito como éste para hablar de la tal Ayuso, pero bueno, lo tenía ahí dentro desde esta mañana y ahora, como ya lo he soltado, puedo dedicarme a otra cosa. En fin, que si la inteligencia se abriera paso en las mentes de los votantes de este país, quién sabe, lo mismo hasta podríamos mejorarlo.








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