lunes, 29 de diciembre de 2014

Sor Lucía la cojonera



El Chorrillo, 29 de diciembre de 2014

Yo que después de dejar de leer durante años los periódicos y volver a este mundo a pisar tierra de nuevo, yo que creí descubrir que en el panorama esperanzador de nuestro país no había nada más que un gran telón morado y unos circulitos blancos con que cambiar la terrible realidad de nuestro país... y, sin embargo, esta tarde sin más voy y descubro en Twitter, esa mina, a una monja y me voy y echo una ojeada a un par de vídeos y... date; pero coño, si esta monja es mejor que Pablo Iglesias y su reiterado discurso contra la casta por mucho que éste tenga toda la razón del mundo. ¡Chapeau, qué mujer!, la monja cojonera, parece que la llaman. Total, que me puse a escucharla y decidí que hacía mucho mucho tiempo que no había oído a nadie tan brillante, sincera, entusiasta, veraz y decidida como ella. Me alegro que a la Iglesia Católica le vayan saliendo "disidentes" que realmente se tomen en serio el Evangelio. La Iglesia Católica ha sido un nido de mierda durante siglos, la Iglesia oficial, quiero decir, un lugar calentito para lavar las conciencias y proteger los privilegios de unos pocos, y encontrarse así de repente con una voz tan contundente luchando con toda sus fuerzas contra la hipocresía del gobierno y contra la avaricia de un sistema capitalista terriblemente injusto y que sabe poner nombres propios a los causantes de tanto dislate, parece que le animara a uno el corazón, tanto como para venir a pensar que acaso todavía podía merecer la pena dar un pequeño voto de confianza a esa institución que pateó, traicionó el verdadero mensaje evangélico poniéndose de parte de los ricos y de la clase dominante desde el incipiente nacimiento del cristianismo. Uno, que pasó de la comunión diaria en un colegio de curas a hacerse ateo enseguida cuando empezó a conocer la realidad y a tener uso de razón, siente en momentos parecidos a estos, incluso con el tufillo que pueda venir del comportamiento del señor Jorge Mario Bergoglio en tiempo de la Argentina de Videla, un cierto calorcillo de esperanza de que los católicos algún día puedan recuperar ese Evangelio que secuestran el Opus Dei y toda la mojiganga de esa derecha de a Dios rogando y con el mazo dando.

Lo que oía yo esta tarde en ese vídeo no guarda mucha diferencia con aquellos modales que usaba Jesús con los mercaderes del Templo, con el ejercicio de la solidaridad que se desprendía de sus sermones. Esto sí me parece hacer patria, cristianismo de pura cepa y no la hipocresía institucional lavadora de conciencias que ha imperado en la institución. Últimamente me he metido en algunos líos defendiendo esa posición política que aboga por desenmascarar al enemigo común, los extorsionadores, los usureros, los listillos de toda condición; creo que estamos de suerte por la capacidad que han tenido la gente de Podemos de aglutinar a millones de personas en torno a la idea de que es posible cambiar toda esta situación desde las urnas; sin embargo, hoy, escuchando a esta monja cojonera, sor Lucía, encuentro que la clave de nuestra postura política no debería estar regida sólo por colores ni símbolos de partido, que bastaría congregar en el frente de esta lucha a toda la gente honesta posible de este país. Hay gente que desconfía de todo Dios y ya no se fía de nadie; la cosa está tan corrupta que basta que alguien ostente el epíteto de político para que se convierta de inmediato en representante del aprovechamiento y la corrupción generalizada. Han dejado un panorama tan lamentable que todo lo que suena a política parece ya sinónimo de corrupción, sí. Y es lamentable, porque lo que es indudable es que gente honesta, gente decente hay, hayla por todos los lados. Y es a eso a lo que me suena el discurso de sor Lucía, mosca cojonera pero llena de esperanza, de confianza en la gente que está trabajando por atender a personas en dificultades, que está trabajando por cambiar las condiciones humanas de la gente más desfavorecida. Si esta monja encabezara mañana mismo un partido político aglutinando alrededor de ella gente que comparte lo que dice, me iba a crear un problema de cara a las próximas elecciones en lo que a mi voto se refiere, me iba costar trabajo saber a quien daba mi voto, si a Podemos o a sor Lucía, la cojonera.



Sor Lucía no se conforma, como dice ella, que "antes pedía a Dios ahora y pido a todo Dios", sino que sale a la calle, funda un banco de alimentos que ayuda a más de mil doscientas personas, hace la guerra en los medios, pone nombres y apellidos a los culpables de esta miseria e invita a Guindos y Montoro a dejar de mentir y a acompañarla a la calle para que conozcan la verdadera realidad del país.

El país necesita gente con temperamento, gente honrada, gente con el corazón  muy grande y esta mujer tiene todo esto. ¡Ay si monjas así salieran de los conventos y se echaran a la calle y a los medios a predicar la buena nueva de la justicia y de las prácticas cristianas, aquellas que predicaba Jesús y que sus representantes sepultaron desde el principio en lo profundo de la tierra! Otro mundo tendríamos, los mamones que usaron de la Iglesia para medrar, los usurpadores del Evangelio, los meapilas de toda condición tendrían que buscarse otro Dios con que seguir engañándose a sí mismo y a los demás. Pongamos una vela a la virgen para que toda la gente de buena voluntad, católicos o no, vengan a sumar fuerzas contra la infamia de la codicia, de este capitalismo que llena y llenará, si no hacemos algo, el mundo de miseria.

Hoy me dormiré con una sonrisa en los labios recordando a esta mujer. Gracias, sor Lucía.


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