El Chorrillo, 29 de
septiembre de 2018
Leía no hace mucho en Homo
Deus, de Harari, sobre la enorme acumulación de datos personales de los
habitantes de este planeta que almacena en sus tripas Google y FB. Yuval Harari
se extendía prolijamente sobre los trabajos que se llevaban a cabo para
encontrar los algoritmos que ayudarán a procesar ese enorme Big Data que hará
posible que en el futuro los señores de Google y sus amiguetes sepan de cada
habitante de este planeta con un par de golpes de ratón más que nosotros
mismos, más que nuestros amigos más íntimos, más incluso que la pareja con la
que compartimos la vida después de medio siglo. No parece cosa de futurología,
creo que alguien que puede acceder a todo lo que de una manera u otra
expresamos en Internet, megustas, opiniones, fotografías que compartimos,
búsquedas que hacemos en la red, noticias que leemos, cosas que escribimos y
que es obvio puede cotillear la intimidad de todo nuestro correo, chats
personales y mensajería de todo tipo como whatsapp, está en posesión de un
trozo considerable de nuestra alma.
Antes conocer a una persona resultaba una tarea ardua que requería
mucho tiempo de convivencia y trato, opiniones políticas, religiosas, conceptos
sobre la vida, aspiraciones, deseos escondidos, afectos y emociones requerían
un enorme tiempo por medio que hiciera permeable nuestra personalidad a otras
personas. Hoy no, hoy, si este alguien utiliza las redes sociales con bastante
asiduidad o se expresa de alguna manera en foros diversos o escribe, ni siquiera
será necesario procesar de manera científica los datos que en Internet hemos
vertido a través de las redes u otros medios. A cualquier hijo de vecino le bastaría
dedicar un buen rato de navegar por aquí y por allí en Internet para llegar al
conocimiento bastante aproximado de la
personalidad de alguien. ¿Eres xenófobo, en política te aproximas a la extrema derecha
o por el contrario eres un devoto de IU, cuál es tu idea de Dios, cuáles son
tus preferencias a la hora de masturbarte, eres egoísta, solidario, amante de
la naturaleza, eres buena persona o por el contrario no pasas más allá de
mirarte tu propio ombligo o acaso tienes un narcisismo dentro de ti tan
descomunal que no eres capaz de darte cuenta de que nunca podrás ser el centro
de atención de todo el mundo por más que te empeñes en proclamarlo en las redes
sociales?
Todas estas cosas y muchas más las decimos de nosotros
consciente o inconscientemente en las redes sociales y buscadores de Google. Podría
servirme de centenares de ejemplos sencillos para ilustrar estas afirmaciones,
pero como no quiero aburrirme ni aburrir al que pueda leer esto, voy a
referirme a un solo ejemplo que muestra, primero las disfunciones que se dan
entre lo que es la realidad y lo que nosotros interpretamos de ella, y después
lo que una persona puede mostrar de sí con sus opiniones en las redes.
El punto de partida de este ejemplo está relacionado con el
desmantelamiento del Poblado de “El Gallinero”. En breve la noticia de El
Periódico dice lo siguiente: “El poblado chabolista de 'El Gallinero' será
desmantelado entre los días 25 y 27 de septiembre y realojará en distintos
distritos de la capital a un total de 25 familias tras casi 20 años de
"vergüenza" para la ciudad de Madrid, tal y como expresó la regidora
madrileña, Manuela Carmena.
El realojo, que se refiere a 25 familias en total, no será
uniforme ya que se plantean procesos distintos según las circunstancias de cada
una de ellas. Una decena ya están preparadas para entrar a vivir en viviendas
de alquiler. Son las que han pasado por los procesos de integración y
habilidades sociales y tienen capacidad para afrontar el pago de los consumos
de los pisos. Estas familias serán realojadas en viviendas o alojamientos
compartidos, en centros de acogida o en viviendas compartidas y supervisadas
que se ubican en varios distritos de la ciudad de Madrid. Aquellas personas que
sean realojadas en viviendas de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS)
pagarán un régimen de alquiler social. Este lunes fueron realojadas dos
familias con bebés por razones de emergencia social.”
Está claro, de las 25 familias 10 tienen capacidad de pago y
asumirán el precio del alquiler. 2 familias con bebés fueron realojadas por
razones de emergencia social, y el resto, 13, parece, pagarán un régimen de
alquiler social.
Veamos ahora la reacción de alguien que en su perfil habla
sobre este hecho. Éste es su contenido. Copio tal cual la entrada: “Deshacemos el
poblado del gallinero pero les ponemos pisos gratis mientras el resto de
españoles nos matamos a trabajar para poder pedir un préstamo y pagar la
hipoteca... por qué no los mandamos a barrios de bien haber si así hacen algo?? Claro no mejor a barrios de curritos
donde metemos más mierda de la que ya hay todavía.... porque claro no olvidemos
que trabajaban y cotizan como cualquier persona... asco de país”.
Independientemente de la constatación de que la persona que
escribe esta entrada en FB tiene piso, un buen trabajo, un coche y puede
pagarse unas vacaciones en Nueva Zelanda, lo que indica un status de bienestar
bastante aceptable, lo que en cierta manera, entiendo yo, podría empujarla a
derrochar un poco de solidaridad con aquellos que están en bastante peores
condiciones que ella, lo que se observa es una desproporcionada inquina primero
contra los responsables de esa acción social, que son, según su parecer, los
que motivan ese su “asco de país”, asco de país porque alguien atiende un
problema social que según El Periódico es un hecho de vergüenza para la ciudad
de Madrid; y segundo, inquina y desprecio al considerarlos “mierda” sin más,
mierda sin más, concepto que se entiende se extiende también a otros vecinos de
barrios de “curritos” por alguna razón no deseables. Asumir después la creencia
de que el resto de los españoles “nos matamos para trabajar”, según escribe,
para sentirse vilipendiada porque se atienda a personas necesitadas, demuestra
la asunción de un rol que parece asumir como un bebé indefenso esta idea: “¡ay,
pobrecito yo que tengo que trabajar ocho horas al día!, haber (sí, a ver con
“h”, como lo escribe la autora; acaso otro dato más) quién se compadece de mí”.
Dios santo, ¿en qué mundo vivimos? El mundo mejor que yo
imagino es un mundo en donde alguien que lee esto se echaría las manos a la
cabeza horrorizado por el egoísmo, la insolidaridad y la incapacidad de saber
leer, objetivar e intentar solucionar un problema de la comunidad.
Hablamos de nuestra sacrosanta intimidad, un reducto
personal accesible como mucho sólo a la persona más allegada a nuestro lado, y
sin embargo nos vamos al FB y descubrimos públicamente y a los cuatro vientos
unas dimensiones de nuestra personalidad que cuanto menos espantaría a cualquier
hombre o mujer de bien que quiera trabajar por un mundo mejor.


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