jueves, 18 de septiembre de 2025

Las Tablas de la Ley

 



El Chorrillo, 18 de septiembre de 2025

Estaba en un descanso de mis ejercicios matinales y de pronto mi vista cayó sobre dos desnudos que cuelgan de la pared sobre encima de mi cama, un hombre y una mujer. La vida al desnudo, me dije. Y surgieron algunos interrogantes.

A veces pienso que los sapiens somos animales a los cuales la complejidad en cierto modo nos pierde. La complejidad de nuestra mente y el cómo se han ido formando en nosotros y en la sociedad la moral, la conciencia, la empatía, en un proceso de puesta a punto de un mejor funcionamiento social e individual, ha hecho de nosotros a lo largo de milenios unos seres que en términos generales piensan como piensan y se comportan como se comportan, en función de una evolución que, a diferencia de la evolución física, guiada por los principios darwinianos de supervivencia, reproducción y selección natural, siguen un rastro evolutivo en donde intervienen tanto la razón como la intervención subjetiva de los hombres y la pervivencia de aquellos factores que mejor contribuyen a la cohesión social. En otras palabras, la evolución física favorece los rasgos que aumentan la supervivencia y la reproducción, mientras que la evolución de la moral, los conceptos sobre la realidad, las convenciones, los hábitos, las costumbres, evolucionan como un proceso de adaptación y mejora de las condiciones sociales (en principio…), sujeto en su fase avanzada de socialización, al árbitrio de la clase dirigente, grupos de presión, etcétera.

El hecho de que la evolución moral, conciencia, percepción de la realidad, filosofía de la vida, etcétera, arranque en gran medida de factores subjetivos, permite poner en cuestión cualquiera de las “verdades” sobre las que se asienta la moral social. La visión que me producía la lectura días atrás mientras caminando leía a Lipovetsky, siempre por tanto una lectura nada profunda, un pormenorizado análisis sobre la realidad de nuestro tiempo, lo que me sugería a cada vuelta de página es que constantemente la referencia eran valores sociales, que aunque cambiantes con el tiempo e incluso sometidos a interpretaciones diferentes y críticas, al final del todo se trataba en general de valores “consolidados”. El suicidio es amoral, también lo es no atender debidamente a la higiene del propio cuerpo, la perversión de la pornografía, la legalidad o no de la prostitución, el trabajo ennoblece al hombre, celebramos la ética y la capacidad profesional, lo que entendemos por honesto o no, la controversia sobre la eutanasia, etcétera. Valores y asuntos previstos problemáticos que con mayor o menor empeño la sociedad, según de qué parte venga, da como si de unas nuevas Tablas de la Ley se tratara.

¿Qué es lo correcto y qué no? En su aspecto moral Europa es una puta mierda cuando tenemos en cuenta su actitud con Israel, e incluso con Ucrania, y sin embargo… Podemos recordar las distintas varas de medir de quien se escandaliza por las manifestaciones de la Vuelta y a la vez le traen al fresco los asesinatos diarios en la Franja de Gaza. Dos ejemplos de ahora mismo. ¿Entonces qué? ¿Quién puede creer seriamente en la honestidad que guía y ha guiado a lo largo de la historia a los forjadores de la moralidad pública?

Vuelvo a esas dos imágenes de desnudos que cuelgan de mi cabaña. ¿Quién inventó que la desnudez puede ser un delito y por qué? Si hiciéramos borrón y cuenta nueva en este planeta de lo que es moralmente aceptable y de lo que no lo es, e intentáramos a partir de ahí reconstruir una moral basada en el mutuo respeto, así, sin más, sin mediadores que nos dijeran lo que está bien y lo que está mal, ¿alguien cree que los hipócritas, los asesinos, la codicia, tendrían cabida en ese nuevo concepto moral?

Hablamos de la evolución del hombre casi siempre en términos físicos. En este sentido la evolución no tiene un propósito consciente; no “persigue” nada, simplemente atiende a las variantes que permiten sobrevivir y reproducirse en las mejores condiciones. Cuando nos referimos a la evolución en términos sociales o mentales, es cierto que ésta puede apuntar a hacer posible una mejor convivencia, pero ojo a las manipulaciones interesadas, o equivocadas, que esa evolución de la moral o las costumbres pueden sufrir por el camino. Tener en cuenta que lo que es inmoral en un momento puede no serlo décadas después, puede ayudar a entender la relatividad en la que nos movemos, bien que haya preceptos, como el del Quinto Mandamiento, que jamás nadie podrá poner en duda.

Si decía en las primeras líneas que la complejidad nos pierde, es precisamente porque embrollados en los dobles raseros de la moral, la hipocresía, la muy dudosa ética de nuestros días, olvidamos que la Tierra se mueve, que las realidades esenciales están ahí por mucho que tantos intenten convencernos de que la Tierra es plana.

 

 

 


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