martes, 21 de abril de 2020

¡TE QUEREMOS, ROSA! La belleza interior







Semillas: La belleza interior.

El Chorrillo, 21de abril de 2020
Me gusta esta mujer de arriba, me dice una amiga, transmite calma y belleza interior. Y pienso en la fealdad del mundo interior que nos acosa por uno y otro lado y me entran unas ganas infinitas en refugiarme en esas palabras, en el hueco del regazo donde la calma y la belleza interior habitan. Este es el texto del vídeo.


"En medio del odio, me pareció que había dentro de mi, un amor invencible. En medio de las lágrimas, me pareció que había dentro de mi, una sonrisa invencible. En medio del caos, me pareció que había dentro de mi, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo que, en medio del invierno, había dentro de mi un verano invencible. Y eso me hace Feliz. Porque no importa lo duro que el mundo empuje en mi contra, dentro de mi, hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta". (Albert Camus)
¿Tiempo de… cerezas? No, acaso no, eso es una novela de Montserrat Roig, aquellos tiempos de la Primavera de Praga y el Mayo Francés. ¿Tiempo de qué, entonces? Y enseguida pienso en mi amigo, el de los pensamientos apretados y lúcidos que alguna vez rozan lo críptico y que desde hace semanas viene salpicando su muro y sus mensajes con la palabra “semillas”, un vocablo simple que evoca en estos días un halo de esperanza para un difícil futuro por venir. Semillas son la voz apacible de esta actriz, Marilú Marini leyendo a Camus. Semillas, alguien que postea que fue a la lavandería
–¿Tienes dinero?
–De sobra.
Me dice que tiene dinero de sobra pero la verdad es que no tendrá más de cien o ciento cincuenta euros.
–Como estás?
–Bien, algo cansado.
–¿Os para mucho la policía?
–Siempre. En cuanto salimos. Pero acabamos todos charlando. Nos dicen que si necesitamos cualquier cosa, que les llamemos de inmediato.
Más tarde me ha mandado una foto de unas bolsas de papel con una inscripción: “Estamos contigo”. Había pollo, arroz y no se que más. Mucha gente nos manda comida, pizzas, queso, pollo…
También habla de una nota en otro lugar que decía, más o menos: “Sabemos dónde trabajas y no queremos que nos infectes. Búscate otra vivienda por favor”. Nota por debajo de la puerta. Con la valentía de los miserables. La mujer vive de alquiler. Vino desde Murcia al perder su casa y sus pertenencias en las últimas riadas. Tiene un hijo de diez años. El que encontró la nota. La nobleza y la miseria andan a la par mezcladas en la batahola de nuestros comportamientos.
Pero las semillas abundan, no seamos pesimistas, el vídeo de Marina, una sanitaria que vuelve a su casa después del Trabajo que realiza en el hospital de Málaga y en donde los vecinos, piso a piso la reciben al final de su jornada laboral con regalos y aplausos. Así:
Tiempo en que a la vuelta de cada esquina descubrimos también un amor invencible, una sonrisa invencible, una calma invencible, descubrimos que dentro de nosotros había un verano invencible. Semillas que brotan desde el fondo de nuestro interior y que estaban ahí adormecidas, esperando la mano de nieve, la humedad propicia para descubrirnos a nosotros mismos el alcance de nuestra bonhomía, nuestra bondad, nuestro agradecimiento, nuestra solidaridad. Cosas que te concilian con el mundo y te devuelven la ansiada esperanza de una fraternidad sin límites ni fronteras.  
Uno descubre estos días en sí reacciones insospechadas que en otras circunstancias nunca habríamos tenido oportunidad de conocer. Una sanitaria que sube las escaleras de su portal ovacionada por su vecinos es algo tan inusual, tan entrañable y que llega tan a lo profundo de uno como para sentirse indefenso ante el prójimo cuando ve aflorar la humedad a sus ojos.
Son tantas las semillas que el amigo Antonio ha recolectado… Esta de más abajo, una nota de los vecinos a una sanitaria más. Y estos que firman abajo del folio que habían pegado en su puerta: ¡¡TE QUEREMOS, ROSA!!


Dios santo, ¡te queremos, Rosa! ¿Habrá algo en el lenguaje en que nos comunicamos los humanos más entrañable, más salido del alma, que ese “te queremos, Rosa”?
Yo también te quiero, Rosa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario