viernes, 17 de abril de 2020

Para qué




Para qué seguir acumulando datos,
lecturas de libros, caminos recorridos,
fotos, citas, subrayados…
para qué, me pregunto en esta mañana de viento,
para qué acumular tanto
llenar los cajones y los estantes de historias caducas,
para qué
cuando caminando junto al abismo
comprobamos que poco más que la desnudez
es lo único que tenemos,
esencia de una vida contenida en un plato de lentejas,
en la mirada tierna de alguien a quien amamos.
Luz de abismo que viene al fin a asentar nuestras ideas
sobre el alféizar de una ventana.

Para qué, para qué, para qué.
Para qué las grandes multinacionales
financian a la caverna mediática,
para qué tanto correr y tanto medrar,
para qué tantas horas trabajadas
tantos suelos que fregar
tanto maldito tiempo desperdiciado
en acumular en el espacio vacío de un pozo
donde el oro al fin se convertirá en mierda
y nosotros en pura nada.
Para qué mentes estúpidas explotáis a vuestros hermanos,
necios que no sabéis que la vida termina entre el perejil.

Para qué, Dios, para qué.
Por qué somos tan necios,
Por qué arruinamos nuestras vidas
en largas jornadas de trabajo.
Un millón de años no han bastado
para enseñar el camino de la cordura a los hombres.
¿Cuántas pandemias necesitaremos,
cuántas guerras, cuantos miserables por medio,
para al fin encontrar un poco de cordura
en el corazón de los hombres?






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