28/09/2025
Tengo una palabra en la cabeza, casi un hallazgo, y en el
acto de cambiar de gafas, date, la palabra ha volado. ¿Cuál sería esa palabra
que tan ajustada y contundente venía a lo que quería decir? Hace un rato,
mientras comíamos, a Victoria y a mí nos ha costado un buen rato encontrar esa
palabra que nombra a un tipo de entremés en las comidas orientales, el rollito
de primavera. Cuando la hemos encontrado hemos soltado los dos un ¡eureka!,
algo que se repite constantemente en la vida cotidiana y que tiene que ver con
ese camino hacia la nada del que hablaba ayer. Ya, ya la tengo mientras tanto: derrengado era.
Derrengado estoy. ¿La razón? Poéticamente podría decir que
derrengado a causa de mi relación con la tierra, ¿o habré mejor de escribir
Tierra con mayúscula? Dentro de ese ciclo de la vida del que hablaba ayer, la
tierra/Tierra sería el intermediario clave sin cuya presencia la continuidad de
la vida en otros seres sería imposible. Deslomado estaba esta mañana transportando
estiércol y distribuyéndolo por la parcela cuando en un pequeño respiro,
rastrillo en mano bajo la barbilla, tuve el presentimiento de que esta mañana
lo que estaba haciendo era alimentar a un ser vivo, un ser vivo, la tierra.
Recuerdo que en alguna ocasión circuncaminando la isla de Fuerteventura, en una
playa solitaria, me sentí impelido a fornicar con
Así que allí estaba yo con el rastrillo en las manos
intentando dar un sentido más profundo al trabajo que estaba haciendo de
alimentar la tierra con el estiércol. Llevamos más de un tercio de siglo
viviendo en esta casa y en este tiempo hemos desarrollado poco a poco una buena
relación con los animales que viven entre nosotros, pájaros, culebras, erizos,
peces, una rana que rescaté ayer del estanque que estaba limpiando, incluso un
par de avispas que hoy durante la comida sobrevolaban el cestillo de las uvas,
o el seguimiento que hacemos de hormigas solitarias cuando trajinan por aquí o
por allí llamando nuestra atención sobre su trabajo y destino; una relación que
se extiende a las plantas, esos abrazos a los árboles con los que inaugura su día
Victoria; hemos desarrollado una relación, decía, que linda bastante con la
fraternidad que sentimos en ocasiones por otra gente. Así que la atención que despertaba
en mí esta mañana la tierra no era exactamente nueva, más bien se trataba de un
reencuentro afectivo que despertaba al contacto íntimo con ella, despejarla de
palitos, hojas, plantas muertas, pasar el escarificador para airearla, y
finalmente extender el estiércol y peinar su superficie con la escoba metálica
para retirar trozos de estiércol sin fermentar.
Puedes hacer este trabajo pensando en las musarañas,
mecánicamente, pero cuando entras en la órbita de los significados profundos
que tienen las cosas, sí, significado profundo, tu contacto con
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