El
Chorrillo, 15 de septiembre de 2025
Estos
días ando ocupado en releer aquí y allá escritos de hace una década, el relato
de mi travesía de Alpes de 2014, cosas sueltas de un prolífico diario deconfinado que ocupa más de un millar de páginas, cosas así. En el relato de
2014 trato de hacer memoria, ubicar recuerdos o reconstruir itinerarios que
constantemente se cruzan con rutas de otros años. Los senderos y los
pensamientos tienen algo en común en esto de reencontrarse, de descubrir
concomitancias y despertar relaciones entre sí de paisajes e ideas. Los
senderos de los Alpes, recorridos durante tantos veranos, vertebran como las
raíces de un gran árbol un intrincado laberinto que en estos días trato de
ordenar, nombrar o recordar.
Bien, aunque
esencialmente estoy centrado en estas cosas, un tiempo de tránsito entre la
soledad y mi vuelta a la cotidianidad del mundo, no por ello, y pese a mi
alejamiento de los periódicos, dejan de llegarme ecos de alguna que otra
realidad que me pone en íntima relación con el tejido social del que yo mismo
formo parte, y que suscita mi emoción con parecida fuerza a la que vivo mi
propia experiencia interior. Voy al caso. Me cuenta Victoria de una prima suya
que asistió ayer a la concentración /
manifestación convocada por el colectivo Artistas con Palestina bajo el lema
“Tienen nombre. Lectura de los nombres de los niños y niñas asesinados en
Gaza”. En
Mi yo,
indebidamente ahíto de mí mismo, resbala poco a poco hacia la realidad social
en que inevitablemente vivo. Los últimos artículos que he leído esta tarde
pertenecían a los tiempos de la pandemia. En aquella época también fue
inevitable encontrarme con esa dicotomía que surge entre el mundo personal y la
realidad social. Ambas conforman un todo en el que encontrar una síntesis a
veces parece tarea de toda una vida. Hoy, estos días en que el dolor del pueblo
palestino ha vuelto a mí tras dejar atrás las montañas y su soledad, el
recuerdo de las lágrimas de la prima de Victoria y mi contacto con las miles de
personas que se manifestaban ayer en las calles de Madrid, conmueven mi ánimo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario