El
Chorrillo, 1 de enero de 2023
Gracias
a todas las mujeres que he conocido, gracias, infinitas gracias; gracias a las
montañas, gracias a mis hijos, a Victoria, a todos mis amigos, a los libros, al
mar, a la noche estrellada y al firmamento entero, gracias a mi cuerpo y a la
música de los arroyos, gracias a una novia que tuve en la edad madura, gracias
a esa soledad infinita de las cumbres, gracias a las tormentas y a las lluvias,
gracias a las nieblas que me acompañaron por bosques y montañas.
Gracias,
Gracias a los cielos y la tierra
Gracias a los amigos una vez más. Gracias a aquellos a los que nos unió la
misma cuerda camino de alguna cumbre.
Gracias a todos los criajos que una vez fueron mis alumnos y de los que tanto
aprendí y que hoy andan por la mitad del recorrido de sus vidas. Gracias de
todo corazón a los que me habéis enseñado a vivir.
Gracias
a don Sendino, un cura que fue mi confesor y mi maestro.
Gracias
a las nubes de fuego que encendieron el cielo mientras preparaba mi vivac.
Gracias
a los amigos que me animaron a pintar o a escribir.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Gracias
mañanas de invierno. Gracias desiertos infinitos de sensuales dunas.
Gracias
rostros de niños de hombres y mujeres que mi cámara recogió en largos viajes
iniciáticos.
Gracias
a hombres desconocidos y lejanos que escribieron historias que me llevaron de
placer y sueños; gracias Homero, Shakespeare, Cervantes, Tolstoi, el Emilio Salgari de mi infancia...
Hombres,
mujeres, músicos, pintores, poetas, que llevaron con sus obras el placer a mis
sentidos. Niños en las calles experimentando sus primeros años de vida, que llenasteis
mi corazón de ternura. Gracias amigos, hombres que desafiáis vuestros miedos en
busca de la libertad infinita.
Gracias
mujeres por el perfume de vuestra sonrisa.
Gracias
en esta mañana de principio de un nuevo año. Gracias a los pájaros que me
despiertan cada mañana desde las ramas próximas; al petirrojo, al carbonero, a
los alborotadores gorriones, a la abubillas enamoradas que se arrullan sobre el
tejado de la leñera próxima. Y a los árboles y al rumor de sus hojas que acunan
mi sueño en los días de brisa.
Gracias
a mi casa que me acogió entre sus paredes; a la chimenea y al fuego bailando
frente a mis noches de lectura. Gracias a todo este espacio de El Chorrillo donde
transcurrieron tantos años de mi vida.
Gracias
a los Galayos, a
Pájaros,
golondrinas y vencejos, adornando el cielo de la primavera, cabras montesas de
ojos abisales, hormigas desorientadas caminando por el suelo de nuestra
parcela.
Gracias
al sol y a la luna que han calentado mi cuerpo o han llenado de encanto mis
noches de vivac durante media vida.
Gracias
a mi Nena querida, despeñada ante mis ojos atónitos en una alta montaña de los
Alpes cuando todavía yo era un pipiolo. Gracias amor, gracias.
Gracias
a los primeros amigos que me acompañaron en mis iniciales correrías por las
montañas.
Gracias
a esa niña triste de las Hurdes que un día pinté y cuyo rostro es lo primero
que veo cuando me despierto, gracias por enseñarme a aprender de la compasión y
del dolor de los desfavorecidos de este mundo.
Gracias
a quienes sean los que me enseñaron a estar de parte de los que sufren la
injusticia de este mundo. Gracias.
Gracias
hermanos.
Gracias
mamá.
Gracias
papá.
Gracias familia, nietos, cuñados, primos, añadidos :-)
Hoy,
uno de enero de 2023 me siento en profunda gratitud con todos vosotros, amigos,
hijos, mujeres, hombres, mi entrañable compañera de viaje en la vida…
Conmigo
vais, mi corazón os lleva.
¡Gracias…!
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